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Kubrick, última pesadilla de Tom Cruise

Tras 14 meses de rodaje, el director cambia el guión y obliga al actor a repetir su papel en "Eyes wide shut"

Hacer historia del cine no sólo cuesta cientos de millones de dólares. A Tom Cruise le está empezando a costar la salud. A principios del pasado mes de febrero, el actor número uno del mundo regresó a Los Ángeles después de rodar en Londres lo que parecía iba a ser su última escena en Eyes wide shut, a las órdenes de Stanley Kubrick. La prensa especializada tituló entonces que el actor había logrado la «libertad condicional» y los estudios Warner Brothers respiraron aliviados creyendo que, después de 14 meses, había concluido al fin el endemoniado rodaje de la nueva película de una de las leyendas vivas del cine. Ilusos. El excéntrico director de Espartaco y 2001, una odisea del espacio decidió esta semana una serie de cambios de última hora que implican la transformación completa de un personaje y el inmediato regreso de Tom Cruise a Inglaterra para añadir metraje de urgencia. La situación es insólita: el actor más poderoso del Hollywood actual se encuentra enzarzado en una imposible relación laboral con el ya septuagenario Kubrick, un genio loco que no ha hecho cine desde La chaqueta metálica , en 1987, que al parecer se pasa el día viendo la cadena de informativos CNN y sembrando el pánico entre los actores que se atreven a entrar en su mundo y en su visión del cine, una visión de tomas inacabables en busca de su idea de la perfección total. Dicen incluso que Kubrick seguía construyendo sets para rodar más escenas en los días previos al fin del rodaje, saltándose a la torera los presupuestos de la Warner, que sólo quería gastarse 65 millones de dólares (cerca de 10.000 millones de pesetas) con esta cinta.

Nicole Kidman, esposa de Cruise y coprotagonista de Eyes wide shut, acaba de declarar públicamente que «si hay alguien que puede imponerse a Tom, ése es Stanley Kubrick». Cruise es el actor que más poder ostenta en Hollywood, y por encima de él en la industria del cine sólo cortan el bacalao grandes ejecutivos como Michael Eisner, Rupert Murdoch o Steven Spielberg. Sin embargo, los representantes del actor confirmaron que volverá a tragar y regresará en mayo a Londres, visita que se ha visto complicada porque Jennifer Jason Leigh, que tenía un papel corto pero fundamental en la película, ha decidido liberarse de la tiranía de Kubrick. Al director no le gustaba su papel cuando lo vio en la sala de montaje y la llamó para que volviera a repetir todas sus escenas. Ella le sugirió que esperara sentado y, acto seguido, se fue a Canadá a rodar otra película con David Cronenberg.

Sustituida por Marie Richardson, actriz sueca que trabajó con Bergman, Cruise tendrá que repetir ahora algunas escenas con ella, aunque no se sabe si también hará otras nuevas ni cuánto tiempo estará en Londres, ciudad en la que vive casi ininterrumpidamente desde el otoño de 1996. Cruise ha rechazado varias ofertas en los últimos meses con tal de llevar a buen puerto Eyes wide shut, proyecto que ya ha entrado por mérito propio en la historia de las grandes pesadillas de Hollywood. Otro actor secundario, Harvey Keitel, acabó apeándose a tiempo del proyecto, pues prefería hacer películas normales y preservar su salud mental. Su personaje será encarnado finalmente por el cineasta y actor Sidney Pollack.

Los problemas de Cruise con Eyes wide shut han roto por el momento los esquemas de su compañía productora, que estaba intentando sacar adelante una serie de importantes proyectos. Uno es la segunda parte de Misión imposible, y otro es, según ha informado el diario The Hollywood Reporter, el remake en EE UU de la película de Alejandro Amenábar Abre los ojos. Esta noticia no acaba de ser confirmada por las partes involucradas, y puede que no lo sea hasta que Cruise, que podría protagonizar el remake, termine definitivamente su aventura con Kubrick.

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