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El agua llegó a la Luna y a los océanos terrestres

Próximos datos de la 'Lunar Prospector' determinarán la composición del hielo y su situación

"La próxima vez que se bañe en i playa, recuerde que está nadando en agua de cometas, al menos en parte", dice Francisco Anguita, geólogo planetario. Agua de cometas que, igual que llegó a la Luna y se quedó allí incrustada en cráteres, como ha detectado ahora la sonda espacial Lunar Prospector, llegaría la Tierra y se incorporó a los océanos. "Desde el punto de vista científico, el hallazgo de agua en la Luna nos confirma que el bombardeo de cometas -bloques de hielo- aportó agua a los cuerpos del sistema solar en el pasado remoto. Esto puede ser trascendente para explicar, al menos en parte, el origen de las atmósfera y de los océanos en los planetas", explica Agustín Sánchez Lavega, astrónomo de la Universidad del País Vasco.

El reciente anuncio realizado por la NASA y los científicos de a sonda espacial Lunar Prospector no ha hecho más que abrir el apetito de los científicos que quieren más y más datos. Pero tendrán que esperar unos meses hasta que más observaciones den indicios acerca de la composición del hielo hallado y la localización precisa de los cráteres de impacto de cometas y meteoritos que lo alojan.

Mientras tanto, los ingenieros espaciales actualizan los proyectos de colonización del satélite, animados por la presencia allí de un recurso básico para beber, cocinar, cultivar, construir e incluso facilitar el transporte interplanetario. De momento, la pequeña sonda espacial ha aportado unas señales registradas con su espectrómetro de neutrones e interpretadas por los investigadores, tras minuciosos análisis, como la firma del agua helada en forma de pequeños cristales mezclados con polvo del suelo lunar en una proporción baja -del 0,3% al 1%-. "El hallazgo de Lunar Prospector es sobre todo de interés científico, por ahora, con implicaciones para determinar la importancia y la tasa de impactos cometarios en la historia y evolución del sistema solar", ha comentado Wesley Huntress, de la NASA.

Vapor y atmósfera

"Los cometas, que son bloques e hielo sucio, están en la región externa del sistema solar, en la nube de Oort, y al impactar en os cuerpos rocosos aportan agua", explica Sánchez Lavega. 'Los cometas que cayeran en la zona ecuatorial lunar, se evaporarían porque allí se alcanzan temperaturas muy altas", continúa. Pero la Luna, dado que es n cuerpo pequeño con baja gravedad, no retiene atmósfera y el vapor se escapa al espacio. Sin embargo, la Tierra, más grande y con mayor gravedad, sujeta su atmósfera, por lo que la aportación de agua cometaria está en los mares, pero también en el aire, afirman los expertos.La Luna es un cuerpo absoluamente deshidratado, no había una gota de agua en las rocas que trajeron los astronautas del programa Apolo recogidas en la franja ecuatorial del satélite natural, explica Anguita, profesor de la Universidad Complutense. Sin embargo, en los cráteres de impacto de regiones polares, permanentemente a la sombra y con temperaturas muy bajas, el hielo se ha conservado desde hace 2.000 millones de años.

¿Cuánto hielo y dónde está exactamente? Según los datos de la Lunar Prospector, podría haber entre 10 y 300 millones de toneladas en depósitos dispersos en cráteres de impacto en dos áreas extensas: entre 5.000 y 20.000 kilómetros cuadrados en el polo sur y entre 10.000 y 50.000 en el polo norte. Pero el espectrómetro de neutrones de la sonda puede detectar el hielo hasta una profundidad de sólo medio metro en el suelo lunar mientras que los cálculos indican que esos impactos pueden calar hasta dos metros, por lo que las reservas de agua serían mayores.

La sonda de la NASA está hora en órbita a 100 kilómetros e altura y desde esa distancia sólo puede obtener datos globales. Habrá que esperar a que la Lunar Prospector baje hasta una órbita de 10 kilómetros de altura dentro de 10 meses. "Entonces podremos aislar cráteres individuales", ha dicho Alan Binder, director científico de la misión.

También ha comentado Binder que no se tendrá la certeza absoluta de la presencia de hielo en la Luna hasta que no se envíe un robot que descienda en la superficie, tome muestras y las caliente para ver si se genera efectivamente vapor de agua.

Otro punto clave pendiente es saber de qué está compuesto ese hielo. "El espectrómetro de neutrones no indica la composición química, pero otro instrumento a bordo de la nave, el espectrómetro de rayos gamma, sí puede dar esta información", señala Sánchez Lavega.

Neutrones

Lunar Prospector no ve directamente los cráteres que guardan los cristales de hielo, ni siquiera hace fotografías porque no lleva cámara. Pero del suelo emanan constantemente pequeñas partículas subatómicas llamadas neutrones (arrancadas por los rayos cósmicos) en diferentes rangos de energía: baja, media y alta. El sensor de la nave detecta estos neutrones y la proporción entre los de alta y baja energía es la firma del hielo.Como ésta es la primera vez que se utiliza la espectroscopia de neutrones para detectar agua en una misión interplanetaria, explican los expertos de la NASA, el margen de error en la estimación de cantidad es grande aún, de un factor 10, dado que no existen modelos precisos que describan el comportamiento de los neutrones en la superficie lunar. Además, en sólo dos meses de misión se han tomado pocos datos. A medida que la sonda envíe más información, se ajustarán las estimaciones.

De todas formas, no es la primera vez que los investigadores, con observaciones de diverso tipo, deducen la presencia de agua en estado sólido en el sistema solar. "Hay agua ahora en Marte en forma de suelo helado, en el casquete polar norte y un poco en la atmósfera. En el pasado, parece que hubo allí enormes flujos de agua líquida", recuerda Anguita. La superficie de Europa, el satélite de Júpiter, es una costra helada.

Incluso Mercurio, el planeta más cercano al Sol y achicharrado por él, parece tener agua guardada en los polos y en condiciones similares a las de la Luna, según se desprende de las observaciones realizadas con radar desde la Tierra hace pocos años, puntualiza Sánchez Lavega. "El agua era un compuesto muy abundante en la nebulosa originaria de la que se formó el sistema solar hace 4.500 millones de años", dice.

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