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El fraude a los clientes supera los 100 millones al año por gasolinera

Cuentas paralelas de una estación en 1987

Miguel González

El fraude a los clientes, a los que se suministraba menos combustible del que pagaban, permitió a una sola gasolinera ingresar 47.347.762 pesetas entre enero y julio de 1987, según la contabilidad paralela y manuscrita a la que ha tenido acceso EL PAÍS. Los ingresos fraudulentos suponían hace un decenio 6.763.966 pesetas mensuales, 81.167.592 al año. Si se aplican a estos porcentajes de fraude los precios actuales de los carburantes, la cifra se eleva a 10.623.095 pesetas mensuales, 127.477.140 al año, en una sola estación de servicio, de las más de 50 que tiene el grupo Villanueva y asociados.

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Como resultado de su investigación sobre el fraude de las gasolineras, destapado el pasado 12 de enero por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), EL PAÍS ha obtenido dos importantes documentos.Por una parte, la contabilidad paralela y manuscrita de una estación de servicio, que demuestra que el fraude venía cometiéndose desde hace al menos diez años con beneficios multimillonarios.

Por otra, las primeras fotografías del llamado bicho, el sistema utilizado para modificar los impulsos eléctricos del surtidor, de forma que su contador informático, utilizado para cobrar al cliente, reflejase una cantidad de combustible superior a la realmente suministrada. El aparato, como se observa en las dos fotos reproducidas en el gráfico, estaba oculto en un armario cerrado con llave y camuflado bajo el hueco de una escalera, en el interior de la estación.

El valor de las fotos radica en que, hasta ahora, se han hallado los cables que iban desde el dispositivo fraudulento hasta los surtidores, pero no el bicho en sí, debido al retraso en las inspecciones.

Los documentos reproducidos en esta página, y algunos otros, han sido remitidos por EL PAÍS a la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, por si los considera de interés para el sumario que instruye el juzgado número 45 de la capital. Lo más preocupante del caso radica en que tanto las fotografías del bicho como la contabilidad pertenecen a una gasolinera en la que los inspectores de la Comunidad de Madrid no han encontrado ninguna anomalía, lo que demuestra que lo descubierto es sólo una parte del fraude.

En la contabilidad manuscrita, la gasolina escamoteada figura bajo dos epígrafes: "bombeos" y "evaporaciones". Técnicamente, se llama bombeo al combustible que se reintroduce en el tanque después de sacarlo, por ejemplo, para que los inspectores hagan una medición. Las evaporaciones reflejan el carburante que se pierde por su alta volatibilidad. Este fenómeno justifica precisamente que la legislación permita suministrar al cliente hasta un 0,5% menos combustible del que paga.

Sin embargo, ni bombeos ni evaporaciones suponen, cuando son reales, ingreso económico alguno para el dueño de la gasolinera, al contrario de lo que se deduce de esta contabilidad paralela. En efecto, el documento 1 señala que entre enero y julio de 1987 se "bombearon" 578.094 litros de distintos tipos de combustible por valor de 39.266.400 pesetas, y se "evaporaron" otros 43.997 litros, por un valor de 3.022.084. En total, 42.288.484 pesetas.

¿Se trata de una mera anotación contable? El documento 2 demuestra que no es así. Los 42.288.484 pesetas fueron efectivamente ingresados y tuvieron el siguiente destino: 15.000.000 depositados en una cartilla; 20 millones entregados a "Vd" (al dueño de la gasolinera); 1.000.000 se empleó en el pago de horas extras al personal; 1.261.000 se depositó en la "c[uen]ta. varios" y el resto se destinó a productos lubricantes.

Esta cifra no suponía, sin embargo, la totalidad del fraude. El documento 1 dice que estaban "pendiente[s] de retirar" 55.103 litros de combustible del "bombeo [de] julio", por valor de 3.743.568 pesetas; y 19.120 litros más, de las evaporaciones de junio y julio, por 1.315.710 pesetas. En total, 5.059.278 pendientes que, sumado a los 42.288.484, dan 47.347.762 pesetas sólo en los siete primeros meses de 1987.

Sobre el total de combustible vendido en aquel periodo, "bombeos" y "evaporaciones" suponían el 4,3% de la gasolina normal; el 4% de la súper; el 3,7% del gasóleo A y el 0,9% del gasóleo B. El fraude en este último combustible era mucho menor porque, al estar subvencionado, el control de la Administración es más severo.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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