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El timo de la gasolina

Cómo y por qué la Administración ha sido la última en enterarse del fraude

Miguel González

La Organización de Consumidores de Usuarios (OCU) difundió el pasado lunes un estudio sobre las gasolineras de Madrid en el que denunciaba que 14 de ellas suministran entre el 4,3% y el 7% menos combustible del que cobran.

La OCU admitió que su método de medición podía tener un margen de error, pero éste no justificaba en absoluto una desviación tan notable. Además, el método había sido idéntico para todas las estaciones de servicio y en 15 de ellas el "error" se había situado entre el 0% y el 1,2%, a una distancia abismal de las otras. La sospecha de que existía una estafa se vio reforzada por el hecho de que todas las gasolineras presuntamente fraudulentas pertenecieran al mismo grupo empresarial.

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A continuación, se intenta dar respuesta a algunas de las preguntas que puede plantearse el ciudadano ante este escándalo.

¿Qué reponsabilidad tienen las petroleras en el fraude?

Cuando se difundió el informe de la OCU, Repsol se apresuró a aclarar que ninguna de las gasolineras denunciadas eran suyas, aunque ostentasen su marca. En efecto, hay tres tipos de gasolineras: las que pertenecen a las petroleras y están gestionadas por ellas; las que son de las petroleras pero están arrendadas a particulares; y las que son propiedad y están gestionadas por particulares.Estas últimas se denominan abanderadas cuando han firmado un acuerdo con una petrolera en virtud del cual se comprometen a vender en exclusiva sus productos y ostentan su marca. La petrolera sostiene que, desde el punto de vista jurídico, no tiene ninguna responsabilidad si estas gasolineras estafan a sus clientes.

El problema estriba en que el consumidor no sabe quién es el propietario de la estación de servicio y cuando acude a repostar sólo ve el nombre de Repsol, Campsa o Total. No es cierto que las petroleras se desentiendan de la conducta de sus abanderados. Lo que sucede es que, hasta ahora, sólo se han preocupado de que cumplan el contrato de exclusividad y no vendan productos de la competencia e incluso de contrabando. Para Comprobarlo, han llegado en ocasiones a contratar los servicios de detectives privados. En cambio, han mostrado una clamorosa indeferencia ante la posibilidad de que estafen al cliente suministrándole menos combustible del que pagan. Es de suponer que en el futuro ya no será así, por el propio prestigio de la marca.

¿De quién depende el control de las gasolineras?

Desde la desaparición del monopolio de Campsa, el control metrológico de las gasolineras -la comprobación de que suministran la misma cantidad de combustible que cobran- es competencia de las comunidades autónomas. Normalmente, los inspectores dependen del departamento de Industria aunque en algún caso, como Andalucía, esta tarea se contrata con una empresa pública. La Administración cobra una tasa a los propietarios de las gasolineras cada vez que realiza una inspección y eso lleva a que los distintos departamentos se disputen la potestad controladora.

¿Cómo se realiza la inspección?

En Madrid, los funcionarios autonómicos inspeccionan las gasolineras una vez al año y nunca en fines de semana. Los inspectores tienen que identificarse ante los encargados antes de realizar su tarea. En realidad, no sería necesario, ya que sólo hay tres para toda la región y son sobradamente conocidos por los gasolineros. Según fuentes del sector, incluso se avisa por teléfono antes de acudir a una estación de servicio a realizar una inspección. Un alto cargo de la, Consejería de Economía regional ,contestó recientemente que "el aviso previo no es obligatorio ni está prohibido, pero el sentido común aconseja no hacerlo si, se quiere obtener algún resultado".

¿Por qué la Administración no detectó la estafa?

Los inspectores oficiales se limitan a tomar una muestra de cada manguera en una probeta de cristal homologada de diez litros y a comprobar que la merma de combustible no supera el máximo legal (0,5%). También verifican que el precinto colocado por el Ministerio de Industria sobre el medidor situado en la parte baja del poste está intacto. Este método de control se puede burlar fácilmente con el sistema descubierto: basta desactivar con un mando a distancia el dispositivo que altera el contador del poste para que éste refleje la cantidad correcta en el momento en que es inspeccionado. La manipulación interna del surtidor, que puede descubrirse con sólo abrirlo, no se detecta porque los inspectores oficiales jamás los abren. Los precintos internos, colocados por el fabricante del surtidor y revisados cuando se instala, no vuelven a revisarse nunca más.

¿Cómo se manipula el surtidor?

La Fiscalía de Madrid ha descubierto unos cables que iban desdeel poste expendedor de combustible hasta un lugar discreto de lagasolinera, donde había un interruptor que permitía poner enmarcha o desconectar el sistemafraudulento. El dispositivo afectaba al cable que une el medidor degasolina con el contador que estáa la vista del público. La manipulación de dicho cable, pinzándolo con un circuito electrónico, pemite alterarlo de forma que, en vezde transmitir 100 impulsos por litro, transmita por ejemplo 105, deforma que la cantidad reflejada enel contador que sirve para cobrarsea un 5% superior a la efectivamente suministrada.

¿Hay otros sistemas para manipular un surtidor?

Tras la manipulación electrónica, el siguientepaso tecnológico para estafar enlas gasolineras es la alteración informática. No se trata en este casode actuar sobre el cable que une elmedidor con el contador, sino directamente sobre éste. El contadores un ordenador dotado de unprograma informático que traduce los impulsos eléctricos en litrosde combustible y pesetas. Si seconsigue acceder a dicho programa, pueden cambiarse las equivalencias de los impulsos. O mejor,agregarle un segundo programafraudulento junto al reglamentario. En las gasolineras de autoservicio que están totalmente informatizadas se podría, desde la consola de mando de la misma, activar uno u otro programa en función de que sea el inspector o elcliente quien pida la gasolina.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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