_
_
_
_
_

De marioneta de Karadzic a aliada de Occidente

Muchas unidades del Ejército serbobosnio bautizaban algunas de sus piezas más pesadas con el nombre de "Bilja", en homenaje a su extremismo. A la vista de los acontecimientos, parece evidente que Radovan Karadzc infravaloró a Biljana Plavsic, su nominal vicepresidenta dedicada hasta hace poco más de un año a la agitación ultranacionalista.Cuando Pale advirtió que tenía al enemigo en casa era demasiado tarde. El aparente pragmatismo de la presidenta serbobosnia ha desencadenado en la república Srpska un imparable proceso de corrosión interna cuyo alcance final está por verse. El desenlace de su lucha contra Momcilo Krajisnik va a sellar la suerte de Karadzic, la pieza de caza mayor por antonomasia.

Más información
"Milosevic debe ser el primero en ir al Tribunal de La Haya"

Plavsic adquirió notoriedad durante la guerra de Bosnia, todavía a la vuelta de la esquina, por sus declaraciones en los frentes bendiciendo el exterminio masivo y la purificación étnica -justificando ésta con la jerga profesional de la bióloga que es-, por las que nunca se ha excusado.

Nadie, que se sepa, había dicho antes que no importaría si murieran la mitad de los serbios si así aseguraban la vida al resto. Karadzic, vetado por Dayton, la impuso como candidata a las elecciones presidenciales de 1996 porque el gobernante Partido Democrático Serbio (SDS) estaba escaso de aspirantes sin un pasado abiertamente delictivo. Nunca imaginó que su marioneta quisiera ejercer el cargo.

La profesora Plavsic, que entró en política en 1990, no se ha rebelado contra el núcleo dirigente de Pale por sus métodos durante la guerra de Bosnia o la nazificación de la república Srpska. No podría. Su disidencia, alimentada según quienes la conocen por una suerte de puritarásmo nacionalista, utiliza el arma más eficaz de la corrupción interna, la denuncia de las estructuras mafiosas de poder que han hecho de su país el lugar más pobre y aislado de Europa y el paraíso de la ilegalidad.

Plavsic, simultáneamente, ha ido acercándose a las posiciones occidentales sin suicidarse políticamente, algo muy delicado en un pueblo donde ha triunfado plenamente el lastimero lavado de cerebro etnocentrista, diseñado en Belgrado, según el cual la ocupación favorita de Occidente es conspirar contra los serbios. Washington y sus aliados han visto en ella la palanca para quebrar el monolito fascista de Pale.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_