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Los comunistas piden a Yeltsin que dimita por enfermedad

El Partido Comunista pidió ayer, por boca de sus máximos dirigentes, la dimisión del presidente ruso, Borís Yeltsin, internado en el Hospital Clínico Central de Moscú a la espera de que un consejo de especialistas rusos y extranjeros decida mañana si su estado de salud permite que se le haga el by-pass o puente cardiaco a fines de mes o si la operación debe ser póstergada uno o dos meses, como opinan algunos cardiólogos. El comunista Guennadi Selezniov, presidente de la Duma Estatal (Cámara baja del Parlamento ruso) declaró ayer que si la operación de corazón de Yeltsin es aplazada y el consejo médico le recomienda "trabajar en un régimen relajado", entonces "él mismo debe presentar su dimisión" como presidente.Selezniov dijo, además, que en la primera mitad de octubre la Duma discutirá el proyecto de ley sobre la creación de una comisión médica para determinar el estado de salud del presidente. Según la Constitución rusa, el jefe del Estado debe cesar en sus funciones en caso de incapacidad prolongada para ejercer sus poderes por motivos dé salud, pero la Ley Fundamental no establece quién debe dar el dictamen correspondiente.

Guennadi Ziugánóv, líder del Partido Comunista, también pidió en Estrasburgo -donde se encuentra como miembro de la delegación rusa en la sesión del Consejo de Europa- la dimisión de Yeltsin debido a sus problemas de corazón. Ziugánov manifestó que los comicios presidenciales realizados en junio y julio pasados no fueron justos, ya que Yeltsin había engañado a los electores con respecto a su estado de salud. "Equivale a una falsificación", aseguró el líder comunista.

Un secreto a voces

Si bien es cierto que Yeltsin engañó a sus electores, no es menos cierto que en ello participó la inmensa mayoría de la prensa rusa y que los comunistas no denunciaron esa situación. Para ningún político era un secreto que el presidente, que después de la primera vuelta electoral desapareció de la vista del público, tenía problemas de salud.Mientras tanto, ayer llegó a Moscú el cardiólogo norteamericano Michael DeBakey, quien participará en el consejo médico de mañana que decidirá cuándo conviene, operar a Yeltsin. DeBakey fue recibido en el aeropuerto por el doctor Renat Akchurin -quien probablemente será el encargado de operar a Yeltsin- y por Yevgueni Cházov, jefe del Centro Científico Cardiológico.

Akchurin -que en 1984 hizo prácticas en la clínica de DeBakey y que hace ocho años realizó una operación similar al hoy primer ministro ruso, Víktor Chernomirdin declaró anteayer que la operación podría ser postergada uno o dos meses para disminuir los riesgos. En pacientes con serias disfunciones del miocardio, la operación de by-pass suele tener éxito en un 85% de los casos, según los médicos rusos.

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