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Aplauso general

"Nos ha salido mucho más cara que una gasolinera nueva, pero ha quedado preciosa", afirma Rafael Arellano, gerente de, la firma Gesa, dueña -entre otras- de la estación de servicio de la calle de Alberto Aguilera. El suelo que ocupa es dotacional: no se pueden construir viviendas, por ejemplo. Por eso, la propiedad siempre pensó mantener el negocio al tiempo que deseaba construir un hotel sobre los 1.000 metros cuadrados de suelo colindante también suyo . Con el hotel aprobado, algunos vecinos perderán vistas y quedarán encerrados en un patio.¿La belleza ayuda a vender gasolina? Arellano no lo cree. Se conforma con volver a despachar los nueve millones de litros de combustible anuales que servía la gasolinera diseñada por Casto Fernández-Shaw hasta que dejó de operar. Fue en enero pasado, cuando se demolieron los restos del edificio.Poco después de esa fecha, Andrés Robledo aterrizó como jefe de obra en la esquina de Alberto Aguilera con Vallehermoso. "Hemos seguido al pie de la letra el proyecto inicial y no han faltado los problemas", explica. Prueba de ello son los cinco muretes de otros tantos tipos de ladrillo levantados en la trasera de la estación. "Recuperamos una pieza original en el derribo y la hemos usado de muestra para elegir el ladrillo más parecido". No es fácil construir en 1996 según las técnicas y los acabados de 1927. E incluir, además, las medidas de seguridad actuales.

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En la caseta de obra, Robledo tiene a mano documentación sobre la gasolinera, cuya reconstrucción dirige el arquitecto Carlos Loren. Y no le faltan los espontáneos dispuestos a comentar algún detalle: varias promociones de arquitectos tuvieron que analizar a fondo la gasolinera cuando eran estudiantes. "En el gremio queda la querencia", asegura Alicia, una arquitecta que acude a echar un vistazo.Edificio no protegido

"La reconstrucción es un éxito. Para nosotros era una cuestión irrenunciable", afirma el técnico municipal Oscar Acero. Sin embargo, reconoce la paradoja: la vieja gasolinera murió poco antes de quedar legalmente protegida y la nueva tampoco goza de amparo legal expreso, por haberse construido cuando ya estaba redactado el nuevo plan general de urbanismo."Este tipo de reproducciones miméticas no son lo ideal, pero dado que la gasolinera era una obra muy emblemática, no lo veo mal", opina el secretario del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, Miguel Ángel Álvarez. "La pérdida de esa pieza fue una pena, porque en Madrid queda poca arquitectura racionalista", añade. Este estilo, nacido en los años veinte, se caracteriza por las líneas rectas y los planos limpios, sin ornamentación.

"Es estupendo que se haya reconstruido la gasolinera", tercia Begoña Fernández-Shaw, arquitecta y sobrina nieta de Casto. "Quedan muy pocas de sus obras en pie", lamenta. Entre ellas figuran los edificios de Marqués de Riscal, 11, Meriéndez Pelayo, 15, y una gasolinera en Barajas.

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