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Las drogas sintéticas pueden ser un azote más peligroso que las cIásicas, según la ONU

Basta una bañera como laboratorio y hay recetas en Internet, alertan los expertos

Las drogas sintéticas, como los derivados le la anfetamina, se convertirán en el siglo XXI en uno de los peores enemigos de la salud pública a escala mundial. El consumo podría adquirir carácter epidémico y constituir un riesgo mucho mayor que drogas clásicas hoy como la cocaína, los opiáceos y el cannabis. Así lo aseguran 50 expertos de 30 países que, a petición de la Organización de Naciones Unidas, han llevado a cabo la primera investigación exhaustiva a nivel internacional de fabricación tráfico y consumo de los derivados de anfetaminas.

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El informe Estimulantes anfetamínicos, una revisión global, que aún tiene carácter confidencial y circula sólo internamente, fue presentado la semana pasada, a puerta cerrada, en la sede de Viena del Programa de Control de Drogas de la ONU. El documento, de 120 páginas, será el material básico que utilizará una conferencia de ese organismo a finales de este año, y en la que se van elaborar las estrategias internacionales de prevención de consumo, de fabricación, medidas policiales contra el tráfico internacional y terapias de rehabilitación.Según los investigadores, los derivados de la anfetamina se convertirán en la cocaína del próximo siglo y afectarán no sólo a algunas regiones del mundo, sino que derivarán en un problema global con consecuencias para la salud de la población en todos los continentes.

Para el doctor Sandeep Chawla, del Programa de Control de Drogas de la ONU y coordinador del estudio, el rápido aumento del consumo de estimulantes se debe a varios factores y uno de los más determinantes es el cultural: la imagen positiva del éxtasis entre los jóvenes, una píldora pequeña, blanca y con aspecto de analgésico inofensivo. "No relacionan el éxtasis con la delincuencia y el narcotráfico, como es el caso de la cocaína", dice Chawla, "y tampoco lo relacionan con el sida, lo que sí ocurre con la heroína".

Tecnología fácil

"Lo más alarmante", asegura Chawla, "es que la tecnología para fabricar la droga es profusamente divulgada por Internet y literatura clandestina que circula y se distribuye entre los jóvenes en liceos y universidades. "Cualquier persona con mínimos conocimientos de química puede crear su propio laboratorio clandestino" y elaborar el producto, La fabricación, doméstica hace del éxtasis una droga potencialmente mortal", dice Chawla.Es práctica normal la adulteración del producto con cualquier sustancia química, para abaratar los costes. Generalmente estas drogas se adulteran con aspirina, cafeína o LSD, pero hay otras "infinitas combinaciones" de la que aún no existe ningún estudio clínico que pueden crear un cuadro tóxico o de envenenamiento hasta la muerte".

El experto advierte, sin embargo, que en el futuro puede "masificarse" una forma mucho más barata y más potente para conseguir derivados de anfetaminas, que también pueden inyectarse o inhalarse y crearían los mismos problemas de contagio de sida o hepatitis B, que ha la heroína".

Según fuentes cercanas a la investigación, la tesis de la globalización de esta cocaína de los pobres y sus efectos, se basa en que la población joven la percibe como la droga perfecta de la modernidad de sociedades competitivas donde se exige cada vez más rapidez y eficiencia en el trabajo.

Para los sociólogos que participaron en el estudio, los consumidores de las drogas de diseño se dividen en tres grupos: los usuarios ocasionales, llamados "adictos ocupacionales", que consumen los derivados anfetamínicos para funcionar óptimamente y ser productivos en la sociedad; los "consumidores recreacionales", especialmente jóvenes que las consumen en discotecas o en fiestas llamadas tecno-party, donde bailan sin pausas y sin síntomas de cansancio durante toda la noche; finalmente existe el grupo de adicto que por ahora constituye una subcultura minoritaria, pero se desconoce qué número de consumidores ocupaciones o recreacionales terminarán en la completa adicción, porque hay escasos estudios clínicos y epidemiológicos fiables sobre la peligrosidad, grados de acostumbramiento y la facilidad para engancharse.

Los expertos han dado la señal de alarma y consideran que estas drogas estimulantes afectarán tanto a países industrializados como a naciones. en desarrollo. Por una parte, la casi imposibilidad de controlar la producción ilegal y el hecho de que para fabricar éxtasis se puedan utilizar numerosos compuestos -sustancias que están a la venta en farmacias y hasta, en herbolarios, como efredina- hacen más difícil aún la fiscalización.

Chawla advierte que el éxtasis, llamado por los jóvenes píldora del amor o droga de la paz es "tan peligrosa como la cocaína y produce efectos muy similares, entre ellos las alucinaciones". Según el experto, el consumo de éxtasis aumentará, porque además de ser barato "produce un efecto más prolongado que la cocaína y es mejor aceptado socialmente". Por su parte el efecto anoréxico, que suprime la sensación de hambre, hace estas drogas aún más atractivas en nuestra cultura, que rechaza la obesidad, un problema que afecta a un 25% de la población en los paises industrializados.

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