El satélite europeo SOHO inicia su gran incursión en los misterios del Sol
La misión investigará, entre otros fenómenos, el 'viento' y la atmósfera de la estrella
El satélite solar europeo SOHO -siglas inglesas de Solar and Heliospheric Observatory- fue lanzado ayer a bordo de un cohete de la NASA desde el Centro Espacial Kennedy en Cabo Cañaveral (Florida, Estados Unidos) a las 8,08 de la mañana. Se trata del mayor proyecto europeo para estudiar directamente el corazón opaco del Sol, su atmósfera, el viento solar cuyo flujo de partículas y campos magnéticos alcanza la Tierra, y otros aspectos aún desconocidos del gran astro. El lanzamiento, previsto para el pasado 23 de noviembre, se retrasó por problemas técnicos.
El SOHO tardará cuatro meses en alcanzar su órbita definitiva, a 1,5 millones de kilómetros de nuestro planeta. Entonces se situará en un punto del espacio -denominado Lagrange L 1- donde las atracciones de la gravedad de la Tierra y del Sol se equilibran, y desde allí podrá practicar sus observaciones durante un mínimo de dos años.Uno de los propósitos de la misión es estudiar los mecanismos de calentamiento de la atmósfera solar, y también las ondas de reverberación producidas dentro del Sol, para conocer su estructura profunda. "Nunca los investigadores han podido trabajar con un observatorio tan completo y tener literalmente acceso a la totalidad del Sol", señala Martin Huber, responsable del departamento de Ciencia Espacial de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Vendaval
El llamado viento solar es uno de los objetivos principales de observación para el SOHO. La atmósfera de la estrella se expande por el sistema interplanetario llenándolo de un perpetuo flujo de materia eléctrica.
Ese viento es una rarefacta mezcla de protones, electrones y campos magnéticos, que gradualmente se aleja del Sol. Por tanto, el espacio entre los planetas no está completamente vacío, sino punteado de materia de origen solar. A medida que esa materia se separa de la gravedad del Sol, el viento se convierte en un vendaval arrollador, que puede llegar a moverse a 400 kilómetros por segundo. El misterio de esa aceleración subsiste, y el SOHO pretende mirarla de cerca.
La heliosismología puede también recibir decisivas aportaciones del SOHO, sobre todo las provenientes de la observación de los neutrinos, partículas subatómicas que la energía solar genera en prodigiosas cantidades. Los neutrinos viajan a la velocidad de la luz y llueven sobre todo el sistema solar. Los expertos se basarán en los datos heliosismológicos para buscar la dinamo interna generadora del campo magnético externo de la estrella.
Hasta ahora los detectores terrestres advierten menos neutrinos de los que en teoría deberían captarse, y esa discrepancia plantea problemas a los expertos: en efecto, no se sabe si es que el Sol no brilla en la forma en que pensamos, o es que hay un error en la idea básica de lo que son los, neutrinos. Mediante la comprobación de las oscilaciones de sonido en la superficie solar, el SOHO podrá establecer la verdadera temperatura en el interior de la estrella y suministrar información sobre la manera que esos cuerpos terrestres emiten luz.
La ESA se felicitó ayer por el éxito del lanzamiento. El SOHO -cuyo nombre, además de a las siglas inglesas, remite a un grito medieval de caza, común a británicos y franceses- es un proyecto estrella de la investigación espacial de la Unión Europea.
Instrumentos
Se ha construido en Europa bajo la égida de Matra Marconi, y de sus 1.850 kilos unos 640 corresponden a instrumentos científicos. Está compuesto por dos módulos -uno de servicio y otro científico- y mide 3,8 metros de alto, 2,4 de largo y 2,3 de ancho. Lleva dos paneles solares de 9 metros de envergadura, que le suministran los 1.350 vatios necesarios para hacer funcionar los 12 instrumentos principales -entre los que se cuentan varios telescopios- y otra docena de ordenadores. "Lo que hace que el SOHO sea una misión apasionante", dice Roger M. Bonnet, director de Programas Científicos de la ESA, "es que podremos operar conjuntamente todo ese instrumental".
La colaboración estadounidense ha sido, con todo, absolutamente básica en el proyecto. En los 1.000 millones de dólares de coste, Estados Unidos y Europa van a medias.
La NASA, además de aportar el apoyo en el lanzamiento mediante un cohete Atlas-II AS, controlará al SOHO en órbita a través de su red hasta 1998. Todos los datos enviados por el satélite europeo se recibirán en directo o en diferido en el Centro Espacial Goddard de la NASA, en Washington, Y de ahí serán distribuidos a unos 400 especialistas de todo el mundo que, de un modo u otro, han participado en la concepción y puesta en marcha del proyecto.
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