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Robert E. Lucas, Nobel de Economía por sus aportaciones la previsión macroeconómica

El economista Robert E. Lucas, de la Universidad de Chicago (EE UU), ha sido distinguido con el Premio Nobel de Economía correspondiente a este año por "haber desarrollado y puesto en práctica la hipótesis de las Previsiones racionales que transformaron radicalmente las bases del análisis macroeconómico y la visión de la economía". En sus fundamentos, la Academia de ciencias destaca que Robert E. Lucas es el economista, que ha tenido la mayor influencia en el campo de la investigación y la previsión macroeconómica con base estadística desde los años setenta.

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.[Lucas, de 58 años, dijo que recibió la noticia en una llamada telefónica a primera, hora de la mañana, según informa Efe. Indicó que estaba entonces dando de comer al gato de la familia y haciendo unos crucigramas. En la misma rueda de prensa alabó el "excelente estado de la economía de EEUU", pero cuestionó la actitud del presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan.Sus aportaciones han abierto una vía de evolución rápida y radical en la utilización de la hipótesis de las previsiones racionales y en el surgimiento de una teoría del equilibrio de los ciclos económicos, así como de las posibilidades, de evaluar de una manera fiable una política económica con la ayuda de la estadística. Las investigaciones de Lucas tienen igualmente una gran importancia, según la Academia, en otros dominios de investigación en el campo de la macroeconomía.

Las expectativas respecto al porvenir tienen una gran importancia en las decisiones económicas de las empresas, así como en las de las economías privadas. Caso típico son las previsiones en la evolución de los salarios y las tasas de inflación ya que el nivel de los primeros tiene una gran significación en el ritmo de las segundas. Pese a la importancia de estas previsiones, el análisis económico no les había dedicado la atención que se merecen y cuando se las estudiaba era de una manera bastante superficial. Algunas décadas atrás no era raro adoptar como punto de partida para el análisis previsiones arbitrarias o fundadas en estadísticas erróneas o éxtrapolaciones mecánicas sin considerar las condiciones futuras.

Las consecuencias pueden ser a veces dramáticas, por ejemplo, sobre los efectos de una política económica. La hipótesis de las previsiones racionales supone que los agentes utilizan las informaciones disponibles de la mejor manera posible y que sus previsiones deben ser reinterpretadas y ajustadas permanentemente. Fue formulada por primera vez en 1961 por John Muth, pero no tuvo mayor repercusión hasta los años setenta, cuando Lucas amplió su enfoque.

En una serie de artículos muy relevantes, Lucas puso el acento en las consecuencias de un razonamiento racional en las previsiones especialmente para una política económica y para la apreciación de sus efectos, con la ayuda de métodos econométricos. Lucas aplicó esta hipótesis a una serie de dominios de la macroeconomía. Un ejemplo de las consecuencias de sus aportes es el cambio operado en la manera de considerar la llamada curva de Phillip, que muestra la correlación entre la inflación y el empleo. A finales de 1960, esta relación sé beneficiaba de un fundamento empírico importante y se la consideraba como una de las más estables en la economía.

Utilizando la hipótesis de las previsiones racionales, Lucas, en un trabajo publicado en el año 1972, aportó una explicación teórica convincente sobre por quéla denominada curva de Phillip se inclinaba a corto plazo y el qué de su verticalidad en a largó. Según su teoría, esto significa que él nivel de empleo en el largo terminó no es influenciado por la política de estabilización.

Lucas concibió un modelo teórico que produce series temporales en las que la inflación y el empleo tienen una correlación positiva. Algunos estudiosos de estas series han extraído la conclusión de que el empleo puede aumentarse gracias a una política de relanzamiento de la economía. Lucag demostró, sin embargo, que cada intento de explotar esta relación en el marco de una política de expansión no ha conducido a otra cosa que a estimular la inflación y sostiene que un aumento durable del empleo no puede obtenerse sobre una elevada tasa de inflación.

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