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"La solidaridad es un acto de justicia"

Los niños no toman ni fruta ni verdura y la leche y el agua no la pueden beber por la radiactividad. Necesitan salir de allí. Un día José Ramón Juaniz leyó un anuncio en el periódico y llamó para traerse un niño afectado por la radiactividad de Chernóbil. "Luego pensé: si me traigo a uno, ¿por qué no me voy a traer a 50', recuerda Juaniz. Finalmente han sido 150 niños de entre 6 y 14 años los que han pasado el verano acogidos por familias valencianas: la mitad procedían de orfanatos y la otra mitad de familias muy necesitadas.

José Ramón partió para Ucrania con otros seis compañeros de la ONG Abogados. sin Fronteras para conocer a familias y niños huérfanos de Chernóbil y ver la posibilidad de ayudarles. Se encontraron con un pueblo que vivía en unas condiciones muy deficientes, con un problema de vivienda impresionante, sin contar apenas con electricidad.

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El resultado de este viaje ha sido la puesta en marcha de un programa de acogimiento familiar temporal y asistencia sanitaria de estos niños, que ha costado 10 millones de pesetas y que se ha podido poner en marcha gracias a la colaboración de la española en Ucrania y la de este país en España, la Generalitat valenciana, Iberia y el Ministerio de Asuntos Sociales. Aparte, organizan rifas, lotería de Navidad y cuanto sirva para obtener fondos.

"De los niños hemos aprendido el sentido del ahorro, sobre todo con la energía", dice este abogado. "Estos chavales tienen una auténtica actitud de necesidad. Los dos hermanos que vivían conmigo tenían cinco y seis años. Iban por toda la casa apagando las luces que los demás nos dejábamos encendidas y guardaban toda la comida que sobraba". Pero ¿por qué participan unos abogados en este tipo de proyectos? "Yo no hago esto por compasión", dice Juaniz, "la solidaridad no enaltece a quien la práctica, la solidaridad es un acto de justicia, es la idea de justicia en una concepción planetaria de compartir lo que se tiene".

Reconocimiento médico

Juaniz explica que no traen a los niños solamente para que pasen unas vacaciones. "Necesitan salir de allí para respirar aire puro, alimentarse bien y así generar reservas. También se les somete a un reconocimiento médico para observar sus alteraciones cromosómicas, cuyos resultados se mandan a Ucrania"."Nos planteamos esta iniciativa porque los abogados somos defensores de los derechos, del derecho a la salud, a la vida, a la esperanza", explica Juaniz. Con este proyecto, el equipo de Abogados sin Fronteras pretende crear un puente de cooperación entre los pueblos del Este.

"Lo de este verano, ha sido sólo el principio. Además de mantener este programa durante cinco años, nos planteamos la colaboración a nivel jurídico, que ya nos han solicitado desde allí", cuenta este abogado. "`Un país joven como Ucrania necesita colaboración para definir su estructura legal, y posiblemente colaboremos en proyectos institucionales a nivel jurídico legal".

Pero, mientras, Juaniz explica que para que estos programas sean efectivos es importante cuidar el modo. "Hemos hecho un convenio de cooperación con dos orfanatos, sin intermediarios, porque hemos comprobado que el ejercicio de la solidaridad tiene muchos obstáculos y hay g ente que está actuando con fines no claros. En otras ocasiones han venido niños de vacaciones que no eran los más necesitados y las familias ucranias se asombraban de no tener que pagar para que sus hijos vinieran".

"No es preciso adoptar a un niño para sentirlo hijo tuyo", opina este cooperante, "el acogimiento internacional temporal es más solidario que la adopción porque no desvincula al niño de sus raíces". Juaniz rechaza la concepción patrimonial de los hijos. Piensa que en algunos casos está bien la adopción, pero que en la mayoría es mejor acogerlo y que el día de mañana decidan lo que quieren hacer, siempre q9e la legislación lo permita.

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