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Entrevista:

"El Vaticano tiene que salir de la cama de la gente"

Monseñor Gaillot es obispo de Partenia, una diócesis mauritana desaparecida. Eso, en Francia, le convierte en "el obispo SDF", es decir, Sin Domicilio (Diocesis) Fijo. Desde el pasado 15 de enero, día en que obligado por el Vaticano tuvo que dejar su sede de Evreux, Jacques Gaillot vive en la rue du Dragon, en París, como un okupa. "El no tener una diócesis me ha permitido ganar en libertad de acción, poder entregarme más a fondo al servicio de todas las causas que considero justas, pero tiene su contrapartida negativa porque me ha alejado del pueblo de Evreux, de toda esa gente con la que antes mantenía una relación cotidiana", explica el obispo rebelde.Hace pocas semanas Jacques Gaillot estaba en Mururoa, en el Rainbow Warrior, cuando el barco fue abordado por un comando del ejército francés. "Fue impresionante, toda esa gente armada, con ametralladoras, gases lacrimógenes, todo ese despliegue de fuerza para detenernos. Luego, con el líder independentista Oscar Temaru, nos mantuvieron aislados en el comedor del navío y un legionario nos vigilaba. El hombre estaba inquieto. Hizo que retirasen de nuestro alcance todos los tenedores y cuchillos de la cubertería. Luego, cuando nos llevaron a tierra, para que no hubiese peligro de que cayese al agua, me sujetaron con un arnés especial. Fueron muy corteses con nosotros", dice mientras ríen sus ojitos burlones.

Un electrón libre

El combate, contra el arma nuclear no es nuevo en la trayectoria de este obispo distinto: "En 1982 no firmé un documento colectivo del Episcopado francés sobre la paz porque no condenaba de manera tajante la bomba, atómica". No le preocupa el informe de científicos australianos, y neozelandeses que admiten que la contaminación, radioactiva en Mururoa es inexistente: "Mejor que sea así, pero si estoy contra la bomba es porque estoy en contra de las armas. Cuando se fabrican armas, cuando se poseen acabamos por utilizarlas".En el Vaticano han querido, acabar con el enraizamiento de un obispo que se comporta como un electrón libre. La gran mayoría de obispos franceses no le han perdonado nunca su protagonismo. Monseñor Gaillot concedía entrevistas a la revista homosexual Gay-Pied o a la abiertamente erótica Lui y defiende el uso del preservativo, que el celibato los sacerdotes no debiera ser obligatorio, la escuela laica, que los palestinos tienen derecho a su patria o que una película como La última tentación de Cristo es excelente.

"Jesucristo hablaba de amor no de sexualidad. El Vaticano, la Iglesia, tiene que salir de la cama de la gente. En vez de preocuparse tanto de establecer una normativa sexual sería mejor que luchara contra las armas, el poder del dinero o las injusticias. En Evreux, yo intenté hacer una Iglesia de los pobres, que los excluídos, los marginados, fuesen actores dentro de la Iglesia. Necesitamos que los pobres sean diáconos, sacerdotes, obispos, que estudien y tengan derecho al Evangelio".

Los propósitos de monseñor Gaillot recuerdan la máxima cínica de Marcel Pagnol: "¡Suerte que tenemos la Iglesia para protegemos del Evangelio!". Una de las admiradoras del obispo SDF le ha escrito para decirle "tienes suerte, Jacques. Hace 2.000 años te hubiesen crucificado, hace mil te habrían quemado y hoy se conforman con expulsarte". Para monseñor, "la Iglesia no ha comprendido que hoy la mayoría de los católicos no obedece a Roma. El discurso normativo ha muerto, en Europa la modernidad pasa por la autonomía personal. Cultura significa aprender a decir yo".

Desde la rue du Dragon se organiza la lucha por el derecho a la vivienda, se recuerda que una ley de 1945 permite requisar los inmuebles deshabitados, se reclama transporte gratuíto para SDF y parados y se incordia a los políticos pidiéndoles respuestas precisas y un compromiso concreto: "Jacques Chirac nos recibió muy amablemente y se interesó por todo lo que le expusimos pero se nota que la suya es una preocupación teórica, educada. En fin, no es alguien que viva en sus tripas el problema: de la vivienda".

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