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XIX FESTIVAL DE JAZZ DE VITORIA

Saltó la sorpresa

Todo festival tiene su sesión estrella, esa que, por sí sola justifica toda, la programación. A veces puede preverse con facilidad, otras la sorpresa salta allí donde menos se espera. Un poco de ambas cosas sucedió en Vitoria:, la presencia de Linda Sharrock había despertado una cierta curiosidad, pero, en principio, nadie hubiera apostado por la sesión del viernes pensando que elevaria el certamen a la categoría de ensueño.Sharrock llegaba como secundaria de lujo, a Redman se le promocionaba como la segura estrella del certamen Y Zawinul y era un sustituto apañado sin más (inicialmente estaba anunciado Wayne Shorter, pero anuló su gira). Nada que ver con la realidad. Sharrock se erigió en la gran sorpresa, Zawinul arrasó con tino de los conciertos más interesantes que han pasado por este festival en mucho tiempo, y al bueno de Redman simplemente le quedó el papel de estudiante apañadito.

Linda Sharrock llegaba a Vitoria teóricamente acompañada por su grupo y con la colaboración especial de Wolfgang Puschning, pero el grupo se quedó atascado en el aeropuerto londinense. Posibilidad el concierto. Posibilidad dos: ha cerlo sin ellos. Así que Sharrock y Puschning, valientes como Pocos, se decidieron por la segunda e invitaron a un viejo amigo, el percusionista de Zawinul, Arto Tuncboyacian a que les acompañara en una jam session que resulté memorable.

Pasión sin límites

La sugerente y bella voz de Sharrock se dejó acariciar y aguijonar al mismo tiempo por el saxo y la flauta de Puschning, quien se mostró una vez más como uno de los mejores y más interesantes instrumentistas europeos, mientras Turicboyaciyan percutía sobre cualquier cosa (incluida la mesita que se trajo de su habitación de hotel), creando un clima mágico en que los tres músicos desbordaban valentía, sensibilidad y capacidad de seducción. Sencillamente apasionante.

En Mendizorrotza, el penúltimo crack jazzístico (seguro que ya han salido 10 o 12 tras sus pasos), Joshua Redmn, se trajo los deberes retrasados y se pasó una buena parte del concierto practicando escalas, arriba y abajo, y el resto preguntándole al espejito mágico si alguien toca más rápido que él en la faz de la Tierra. Seguramente nadie toque ni tanto ni tan rápido, pero tampoco hace ninguna falta. Concierto largo, muy largo, y pesado,muy pesado. Una lástima.

Zawinul, en cambio, presentó con su nuevo Sindicato una de las músicas más apasionantes del panorama actual. Auténtica fusión de fusiones, la propuesta del teclista vienés es apabullante de principio a final. Ritmos fricanos, magrebíes, orientales y centroeuropeos se entremezclan con lo mejor del jazz-rock, un cierto toque de rock sinfónico y miles de ideas preñándolo todo. Apabullante.

Además, en el nuevo Sindicato militan un abanico de músicos de gran categoría que en Vitoria se mostraron idóneos para llevar a buen puerto la proposición de auténtica música global del vienés: el guitarrista chileno-paquistaní Fareed Haque, el percusionista armenio Arto Tuncbyaciyan, el bajista norteamericano Matthew Harrison (hijo del contrabajista de Coltrain Jim Harrison) y el percusionista francés procedente de Costa de Martil Paco Sery (colíder de Sixum). Un grupo técnicamente aplastante para una música vital y vitalista como pocas.

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