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Berlusconi y el PDS quieren liberar la política taliana de las interferencias judiciales

"Se ha desarrollado un déficit de justicia, un déficit de limpia y serena lucha política", afirma Silvio Berlusconi. "Se ha abusado de la prisión preventiva. Ha habido un exceso de legalidad", puntualiza Walter Veltroni, número dos del Partido Democrático de la Izquierda (PDS). Y concluye: "Es bueno que termine el uso político de las investigaciones judiciales". El líder de Forza 'Italia encuentra así, por sorpresa, en su primera comparecencia en un congreso de la izquierda, que la justicia puede ser el primer campo de acuerdo en el diálogo que acaban de inaugurar los dos bloques.

No es una identidad total de puntos de vista lo que existe entre Berlusconi, que abrió las intervenciones en el congreso del PDS que se celebra en Roma, y Veltroni, que dio réplica a su invitado. Pero tampoco la enorme distancia que el líder de la derecha previó en su discurso, cuando señaló que "la diferencia más alarmante (entre la derecha y la izquierda) se refiere a las garantías para el individuo, los derechos de la persona y los problemas de la justicia".Un primer síntoma de que Berlusconi exageraba, tal vez conscientemente para provocar reacciones, fue el más que discipliando silencio con el que la gran audiencia acogió una intervención dedicada a criticar ásperamente a los jueces al menos en una tercera parte, y en la que no mereció ninguna atención el problema de la concentración de poder televisivo en manos del invitado que ha venido crispando las relaciones, entre los dos bloques.

Quien esperaba que el propietario de Fininvest hiciera ayer un gesto espectacular, como fuentes de su propio grupo habían sugerido, para anunciar precisamente en el congreso del PDS que ha llegado ya a un acuerdo para vender sus televisiones, quedó decepcionado. Un juez instructor de Milán aplazó ayer la decisión sobre si intervenir o no Publitalia -la recaudadora de publicidad del grupo-, manteniendo una incertidumbre que debe pesar sobre las negociaciones. Y el propio Berlusconi comentó que las conversaciones de venta de Mediaset, la sociedad que engloba las televisiones italianas de Fininvest, se prolongarán seguramente durante todo el verano.

El respetuoso silencio en torno al discurso de Berlusconi se rompió sólo cuando éste mencionó al conflictivo Filippo Mancuso, para reprochar a la izquierda que "exÍja la dimisión de un ministro de Justicia únicamente porque ha cumplido con su deber". El ministro Mancuso ha reabierto varias investigaciones administrativas sobre la magistratura de Milán que el Gobierno de Berlusconi hubo de archivar al no encontrar pruebas de irregularidades. La izquierda ha tratado de forzar la dimisión del ministro Mancuso, con un ahínco limitado porque no quiere poner en peligro la continuidad de¡ Gobierno de Lamberto Dini.

La mención al caso Mancuso suscitó un conato de pitada en el congreso del PDS, que fue sofocado en pocos segundos a pesar de que Berlusconi se despachó con estas afirmaciones: "El desmantelamiento de un sistema de financiación ilegal de la política ha traído consigo, por desgracia, una ampliación desmesurada de los poderes de hecho del ministerio público. Una parte de la opinión pública ha sido atraída por algunos en la órbita del llamado justicialismo".Craxi contra Di Pietro

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Habló Berlusconi de magistrados que recusan al ministro de Justicia, que rechazan leyes y proponen otras o que hablan más de lo debido, precisamente cuando el ex fiscal Antonio Di Pietro, uno de los más claramente aludidos, acaba de denunciar en Brescia 173 intentos ilegales de deslegitimación de su persona y de las de sus compañeros. Por su parte, los fiscales de Brescia se disponen a trasladarse a Hamamet (Túnez) para recibir personalmente las acusaciones que el ex líder socialista Bettino Craxi formula contra Di Pietro. Los fiscales de Milán nunca aceptaron interrogar a Craxi en Túnez.El lenguaje que Veltroni utilizó ayer en torno a estos problemas no es el mismo que el de Berlusconi. El segundo de D'Alema destacó la necesidad de potenciar la autonomía judicial mientras que su oponente se orientaba más a controlar el poder de los jueces. Pero la impresión es que las posiciones reales pueden estar más próximas en este caso que en otros, como el económico.

En el congreso del PDS se ha celebrado la apertura de un diálogo capaz de resolver incluso la anomalía italiana de que los líderes de un bloque intervengan en los congresos del otro. D'Alema, Veltroni, Berlusconi y Gionfranco Fini, secretario de Alianza Nacional, sellaron el acontecimiento con sendos apretones de mano, aplaudidos sin reservas por el congreso.

Condenado a cuatro años de cárcel el ex ministro socialista Gianni de Michelis

Giovanni de Michelis, voluminoso y melenudo ex ministro socialista italiano de Asuntos Exteriores hasta que en 1992 salió de la política abrumado por un abultado número de investigaciones judiciales, fue condenado ayer en primera instancia a cuatro años de prisión como responsable de un delito de corrupción agravada y continuada, consistente en la percepción de comisiones ilegales por la asignación de las obras de construcción del tercer carril de la autopista Venecia-Padua. De Michelis, absuelto previamente en otros (los juicios celebrados en Milán, es el principal acusado, junto al ex líder socialista Bettino Craxi y al financiero Ferdinando Mach de Palmstein, en el caso del desvío de fondos de cooperación exterior italiana, el más grave de los que se siguen contra él.Los jueces venecianos han considerado demostrado que Gianni De Michelis, que inició su carrera política en el Ayuntamiento de Venecia y llegó a ser el jefe del socialismo véneto, percibió 340 millones de liras (casi 25 millones de pesetas) por la adjudicación de las obras.

También sostienen los jueces que De Michelis actuó en este caso, y probablemente en otros ' de pleno acuerdo con el ex ministro democristiano de Obras Públicas Carlo Bernini, al que le unía un compromiso de reparto de comisiones. Bemini ha sido condenado en el mismo juicio a tres años y siete meses de cárcel.

Las penas de prisión asignadas en Venecia a estos dos acusados son mayores que las que habían pedido los fiscales. Ni De Michelis ni Bernini ingresarán probablemente en prisión hasta que la sentencia sea firme.

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