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Buenos vecinos

Desde mucho antes de sentarse a negociar la paz, Israel y Jordania han ejercido una especie de condominio sobre, Cisjordania y han sido aliados de hecho. Aunque parezca una paradoja, la ocupación de Cisjordania en 1967 contribuyó a fortalecer una serie de relaciones más o menos continuadas iniciadas incluso antes de la constitución del Estado de Israel. La diplomacia silenciosa y los canales de comunicación discreta sirvieron para los numerosos y amplios contactos entre ambos países, suficientemente documentados, cuyos frutos han sido los encuentros entre líderes, los acuerdos tácitos sin negociaciones formales y los modos de entenderse sin carácter vinculante en sentido estricto.Las relaciones de los dos países, técnicamente en guerra desde 1967, se han caracterizado por su carácter secreto, pragmático o tácito, por su antigüedad y por haber generado una importante cooperación funcional. Se remontarían a 1918 y adquirieron ya alguna entidad en los años posteriores a la creación del Emirato de Transjordania, 19211922. La convergencia y la necesidad de cooperar por encima de cualquier divergencia política fueron forzadas por la contigüidad física y la existencia de una larga frontera común. Otro motivo de afinidad fue la seguridad de la zona, que requería controlar un factor muy peligroso tanto para israelíes como para jordanos: el movimiento nacional palestino.

.Ha habido numerosos encuentros entre el rey Abdullalí o el rey Hussein, con David Ben Gurion, Golda Meir, Isaac Rabin, Yigal. Allon, Simón Peres, Moshe Dayan, etcétera. Con significado evidentemente distinto el Likud y los laboristas mantuvieron siempre abierta la opción jordana. La confianza que Israel empezó a demostrar en la tranquilidad de su flanco jordano explica que se valorara públicamente la seguridad y la estabilidad del reino hachemita como algo que beneficiaba el interés nacional israelí. Jordania e Israel colaboraron en el control de las incursiones armadas, el intercambio de información sobre movimientos de activistas, el tránsito de los aviones comerciales, la notificación de maniobras terrestres o aéreas, etcétera, por lo general sin intermediarios ni mediadores.Gracias a una cooperación de hecho cualquier residente extranjero podía asombrarse de la promoción de ciertos circuitos del turismo cultural, el desarrollo compensado de Eilat y Akaba, el tránsito de peregrinos cristianos y musulmanes a través del Jordán, la reunificación familiar, el reparto de aguas del Jordán y del Yamuk y del proyecto del canal East Ghor. La amenaza siria y la amenaza palestina en definitiva desarrollaron las buenas relaciones de vecindad, e incluso cierta afinidad política. De tal modo que ya en 1988 un prestigioso especialista como Aharon Klieman, catedrático de la Universidad de Tel Aviv, pudo llegar a opinar: "Cosas más concretas sé han conseguido de hecho entre Israel y el reino hachemita de Jordania a través de los canales secretos para los contactos y las negociaciones, que entre Israel y Egipto, pese a encontrarse en una situación de paz formal".

Por supuesto tal situación fue seriamente comprometida por la Intifada y, previamente, por la decisión del rey Hussein, julio de 1988, cortando lazos entre Jordania y los territorios ocupados y abandonando reclamaciones territoriales sobre Cisjordania. Quizá es hoy buen momento para juzgar el acierto de una medida que ponía término a tanta ambigüedad, cuyos frutos a la larga han ido a parar a la OLP, que también desmentía las alegres calificaciones del monarca como agente sionista. Para Israel se retiraba quien consideraba al menos como un buen vecino cuya extraña alianza proporcionaba unos notables márgenes de seguridad que podrían haber tenido. mejor aprovechamiento político. Para' los palestinos a partir de entonces fue desvaneciéndose una presencia jordana mantenida pese a la conquista israelí en el uso de textos escolares, la circulación del dinar, el sistema bancario, los pasaportes y el flujo de subsidios y salarios procedentes de Amman.

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