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Los zapatistas llegan encapuchados a San Cristóbal para iniciar el diálogo

El Gobierno de México y la guerrilla zapatista inician hoy sus conversaciones de paz, que tendrán como escenario la catedral de San Cristóbal de las Casas, un edificio colonial del siglo XVI. El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que ha enviado ya a 15 representantes, ha advertido que dialogará no para pedir perdón, sino para exigir libertad, justicia y democracia. "Si la mentira vuelve a la boca de los poderosos, nuestra voz de fuego hablará de nuevo", anunció en un comunicado.

Los primeros líderes zapatistas, siete hombres y dos mujeres cubiertos con pasamontañas y desarmados, entraron en San Cristóbal a las seis de la tarde. La mayoría llevaba ponchos indígenas tradicionales. Entre ellos estaba el subcomandante Marcos, uno de sus más conocidos dirigentes, vestido con un traje de combate de color negro. Decenas de personas aplaudían al paso de sus furgonetas que fueron escoltadas hasta la catedral por el mediador del Gobierno, Manuel Camacho Solís. Media hora después llegaron los seis restantes.Desde el levantamiento armado de Chiapas han pasado ya 52 días. Jamás en la historia de un conflicto armado latinoamericano, un movimiento guerrillero ha evolucionado en tan corto espacio de tiempo desde la lucha armada a una actitud en favor de la paz y diálogo. El cambio fue posible por el giro que en su día el presidente Carlos Salinas dio al conflicto, al cortar en seco la represión del Ejército e iniciar un proceso de negociación.

Ahora, en San Cristóbal de las Casas, donde las conversaciones comenzarán a las 9 de la mañana de hoy, no se sabe quién va a a ganar porque, por primera vez, se va a entrar en discusiones concretas sobre dos formas de ver no sólo el Estado de Chiapas sino también el país. En una entrevista publicada ayer por The New York Times el subcomandante Marcos advertía que en las negociaciones de paz se van a plantear no sólo exigencias como la de dotar de mayor autonomía a las comunidades indígenas del país, sino también cambios en la política y en la economía nacional.

"No podemos creer que habrá democratización en Chiapas o en los municipios donde está localizado el EZLN si no sucede lo mismo en el resto del país", dijo Marcos. Funcionarios del Gobierno ven con preocupación la negociación porque el conflicto se podría complicar con los preparativos para las elecciones presidenciales del próximo 21 de agosto.

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