Francisco Ignacio Taibo II desarrolla en Madrid su última novela
Concebido como el antihéroe clásico de las novelas policíacas, Héctor Belascoarán, un personaje extremadamente popular en México, nacido de la imaginación del escritor Francisco Ignacio Taibo II, viaja por primera vez a España. Taibo, asturiano naturalizado en México, acaba de publicar su novena novela sobre este ya mítico personaje con el título de Adiós, Madrid, en la que Belascoarán acude a la capital española para recuperar el pectoral de oro del mítico Moctezuma, robado por la amante cantante de un ex presidente mexicano.
Belascoarán, tuerto y fumador, desarraigado y desangelado, es un detective, pero también el prototipo de chilango, habitante de la ciudad de México. Hoy sus aventuras son leídas en 20 países, desde Ucrania a Australia y de Japón a Portugal, escuchadas a modo de novela radiofónica en Alemania y Suiza, y vividas con pasión en el cine a través de tres películas de la mano de directores como Pedro Armendáriz y Alejandro Camacho.
En Estados Unidos, donde Belascoarán va a ser protagonista próximamente de un comic, no gustó que Taibo diera muerte a su personaje en su séptima novela, No habrá final féliz, y, como la lidia en Portugal, se vio obligado por sus editores a dejarlo vivo en la versión inglesa. Para el resto de sus lectores, Belascoarán había muerto.
La popularidad del personaje, nacido en 1976 en la novela Días de combate, ha obligado a Taibo a resucitarlo ya dos veces, el año pasado con Regreso a la misma ciudad y bajo la lluvia y ahora con Adiós, Madrid. Taibo, premio Hammet de novela negra, ganadora en 1992 del primer Planeta latinoamericano y director de la Semana Negra de Gijón, acaba de anunciar en México que Belascoarán -para él, literatura de denuncia- no volverá a morir.
Curiosidades
Adiós, Madrid introduce al lector mexicano en un mundo particular de la capital española, donde la curiosidad del personaje por la ciudad donde se casaron en plena guerra civil sus padres, refugiado vasco él e irlandesa ella, le lleva a planear sin éxito visitar San Rafael para ver dónde pelearon las brigadas internacionales, comer en el restaurante La Ancha, rebuscar novelas viejas en las casetas de libros de la cuesta de Moyano, escuchar un concierto de Joaquín Sabina y ver un partido del Real Madrid. Todo eso se queda en el avión que lo traslada desde México, porque, ya en Madrid, Belascoarán, que encuentra compinche en el recepcionista del hotel donde se aloja, entra en una aventura llena de ironía y humor dirigida a recuperar una pieza de oro que, en opinión de Juan Ignacio Taibo, "brilla tanto o más como los cálices de las películas de Spielberg". Antes descubre que su asombrada dueña, cantante de rancheras en un cabaré madrileño, confunde a Moctezuma con un antiguo miembro del Gabinete de su ex amante.
