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El silencio del marido

La actitud masculina determina el riesgo de divorcio, según psicólogos estadounidenses

Psicólogos de Estados Unidos aseguran que es posible saber con antelación y con una certeza casi total si una pareja va a divorciarse en un plazo corto o medio, gracias a un método simple que han elaborado para medir el estado de salud de los matrimonios. En un país como EE UU, donde uno de cada dos matrimonios termina en divorcio, esta nueva herramienta tiene múltiples usos, como su utilización preventiva antes del matrimonio, incluso en forma de programa de ordenador. El signo más seguro de un divorcio cercano es que el marido se muestre reacio a discutir y se atrinchere en el silencio.

Los psicólogos de la Universidad de Seattle, en Washington, afirman que su predicción es exacta en un 94% de los casos y que los signos de futuros problemas pueden descubrirse incluso, en los recien casados.El factor más importante ha resultado ser la desilusión del marido en el matrimonio, frente a la creencia popular de que es la mujer el mejor barómetro del estado del vínculo. El signo más seguro de que las cosas van mal es que el marido se niegue a discutir y se refugie en el silencio. Esto también se ha relacionado con la aparición de trastornos de salud en la esposa.

El trabajo del investigador priincipal del grupo, John Mordechai, ha sido juzgado favorablemente por David H. Olson, autor de un cuestionario de 125 preguntas que, ha sido utilizado ya por 20.000 sacerdotes y consejeros matrimoniales y que tiene una fiabilidad de entre el 80% y el 85%.

David H. Olson ha señalado que muchos ministros eclesiásticos insisten actualmente en hacer algún tipo de examen a los futuros cónyuges y en que éste sea positivo antes de prestarse a celebrar el matrimonio.

56 parejas examinadas

Gottman, por su parte, ha señalado que las discusiones no indican que vaya a producirse el divorcio. "Puede haber muchas discusiones en un matrimonio que se caracteriza además por el romanticismo y el afecto", señaló."Se caractericen o no por evitar el conflicto, en las parejas que permanecen juntas se dicen cinco veces más cosas positivas que negativas sobre el otro cónyuge. Sin embargo, en las parejas que terminarán divorciándose, las cosas negativas superan en 1,5 veces a las positivas", añadió.

El cuestionario elaborado por Gottman y sus colegas es el primero que se hace para aplicarlo a parejas aparentemente felices y jóvenes. Las 56 parejas examina das tenían un niño de entre cuatro y cinco años de edad y un nivel de satisfacción marital ligeramente más elevado que el normal cuando el estudio empezó, en 1983. Cuatro años más tarde, los investigadores encontraron que siete de las 53 parejas que pudieron contactar se habían divorciado. "Habíamos predicho estos siete casos, pero también otros tres que no se divorciaron", explica Gottman.

En la historia psicológica que se les hizo en sus casas, las parejas explicaron cómo se habían encontrado y cortejado y cómo habían decidido casarse, su punto de vista sobre los factores que hacen funcionar un matrimonio y cómo había cambiado el suyo con el tiempo.

Los investigadores estaban menos interesados en las respuestas concretas que en la forma de expresarse de la pareja. Posteriormente cada pareja era observada en un laboratorio mientras sostenían una discusión de 15 minutos sobre dos áreas problemáticas de su relación.

Los psicólogos luego evaluaban las respuestas por áreas, entre ellas las siguientes: el afecto por el cónyuge; la negatividad respecto a él o ella, lo que incluye falta de concreción sobre lo que atrae, el grado de desacuerdo, así como puntos de vista negativos; la expresividad o grado de detalle al relatar el tiempo de noviazgo; la utilización de el "nosotros" en vez del "yo"; los estereotipos genéricos, es decir, cómo eran de tradicionalmente masculinos o femeninos en sus expresiones emocionales y en el papel que jugaban en la familia; la intensidad de sus sentimientos mutuos en caso de conflicto; el caos, la sensación que tiene una pareja de que no tiene apenas control sobre sus vidas o, al contrario, una actitud de dejar hacer, de que la vida es dura y hay que aceptarla como es; la glorificación de los esfuerzos, o el reconocimiento de que ha habido malos tiempos en el matrimonio pero con el orgullo de haberlos dejado atrás, y la desilusión y la decepción ante el matrimonio.

Baja puntuación en cariño

Entre las parejas que se divorciaron, los maridos habían logrado normalmente una puntuación baja en cariño, la utilización del nosotros y la expresividad, mientras que ésta era alta en la negatividad y la desilusión marital.

Olson está estudiando ahora a 140 parejas de recién casados para evaluar sus matrimonios antes y después de tener hijos y para desarrollar un método para predecir precozmente los matrimonios que se van a romper.

Este método se podría presentar próximamente como un programa de ordenador y utilizarlo de forma preventiva. "Incluso en los recién casados existe una enorme variedad en la calidad de la relación, el grado de afecto, ira, enfado e incluso hostilidad que expresan", dijo.

C The New York Times

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