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LA DESINTEGRACIÓN YUGOSLAVA

La CE impone una precaria paz en Yugoslavia

La troika comunitaria, compuesta por los ministros de Asuntos Exteriores de Italia, Luxemburgo y Holanda, logró ayer volver a comprometer a las partes contendientes en el conflicto yugoslavo con los tres puntos del plan de paz elaborado el viernes y violado horas después Las repúblicas secesionistas de Eslovenia y Croacia exigieron la presencia constante de observadores de la Comunidad Europea (CE) y la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) para controlar eventuales violaciones del acuerdo.

Ayer no se produjeron combates en Eslovenia. Un arsenal del Ejército federal fue volado en lo que parece un acto de sabotaje de miembros de la tropa. Se percibieron los primeros indicios de retirada del Ejército de algunos puntos fronterizos, pero aumentaron los enfrentamientos armados entre la policía croata y bandas militares serbias en las regiones de población mixta de Krajina y Eslavonia.Respetado el alto el fuego en Eslovenia, el foco del conflicto amenaza con resurgir en Croacia, con el agravante de que aquí no son tropas regulares y policiales las que se enfrentan, sino civiles organizados en grupos muchas veces incontrolados y no movidos por objetivos militares, sino por el odio racista [ver recuadro].

Horas después de que la troika abandonara Zagreb llegó a Yugoslavia para una gira por las capitales en conflicto el ministro alemán Hans-Dietrich Genscher, que intenta reforzar con presiones y ofertas de ayuda un acuerdo cuyo objetivo no es ya solucionar la crisis, sino impedir un mayor derramamiento de sangre.

Croacia y Eslovenia creen haber logrado el reconocimiento europeo para el caso de que en los tres meses de plazo las repúblicas que forman Yugoslavia no logren un acuerdo para la convivencia en una confederación de Estados independientes. El presidente croata, Franjo Tudjman, calificó el acuerdo de "victoria de Croacia y, nueva derrota de las fuerzas anticroatas y antidemocráticas".

El último punto de este plan de paz, el levantamiento del veto serbio y montenegrino al nombramiento del croata Stipe Mesic como presidente de la jefatura del Estado colectiva yugoslava, se cumplió en la madrugada del lunes. Mesic anunció ayer que como jefe del Estado exigirá responsabilidades al Estado Mayor militar por la sangre derramada en Eslovenia y ordenó al Ejército que desarme a los grupos radicales serbios. Según Croacia y Eslovenia estos grupos han contado hasta ahora con el apoyo de la. oficialidad.

Ayer comenzó una rápida escalada de la violencia en Krajina y Eslavonia, tras unas declaraciones del presidente Tudjman anunciando la represión del terrorismo serbio en Croacia en cuanto el Ejército federal se retire de estas regiones, como exige aduciendo el segundo punto del tratado.

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Por segunda vez en tres días, el italiano, Gianni de Michelis, el holandés Hans van der Broek y el luxemburgés Jacques Poos habían volado el domingo a Belgrado y después a Zagreb para, con una abierta amenaza de bloqueo económico, imponer de nuevo al Gobierno federal yugoslavo, a Serbia, Croacia y Eslovenia el compromiso de tres puntos para una solución pacífica a la crisis.

Estos son el alto el fuego y la retirada inmediata del Ejército a sus cuarteles, la suspensión de la aplicación de las medidas de secesión acordadas por Croacia y Eslovenia y el nombramiento de Mesic como jefe del Estado yugoslavo.

Según Tudjman, el Ejército no sólo ha impedido a la policía croata restablecer la legalidad en estas regiones, sino que ha facilitado armamento a las bandas radicales serbias que la combaten. Tudjman reveló que la policía croata ha detenido a tres oficiales del Ejército federal, entre ellos un teniente coronel por suministrar armas a grupos cetnik (nacionalistas radícales serbios).

El presidente croata reveló asimismo que al menos 1.200 soldados federales se habían entregado a las autoridades eslovenas, lo que, según él, demuestra la falta de motivación de los reclutas del "Ejército agresor de ocupación".

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