Entrega de los últimos fusiles de los rebeldes en Honduras
Los últimos fusiles que tenía la contra en Yamales (Honduras), viejos e inservibles, fueron recogidos el miércoles por el grupo de observadores de las Naciones Unidas para Centroamérica (ONUCA), y las armas rebeldes que aún disparan apuntan ahora contra los sandinistas dentro de Nicaragua.Los combatientes heridos que entregaron sus armas en Honduras consideran que la guerra a n no ha terminado, y no ocultan su preocupación por la suerte que puedan correr sus compañeros que empuñan las armas dentro de Nicaragua.
Hasta el pasado miércoles, el acuerdo suscrito por los presidentes centroamericanos el pasado 3 de abril en la localidad niocaragüense de Montelimar se había cumplido sólo a medias, puesto que el desarme y la desmovilización de Resistencia Nicaragüense sólo se ha llevado a cabo en Honduras.
El más optimista en el proceso de desarme y desmovilización de los contras es el general español Agustín Quesada, jefe del cuerpo de paz de las Naciones Unidas, quien el pasado miércoles dijo en Yamales que "el acto de desarme al que había asistido constituía "un paso importante en favor de la paz" y que "toda arma, por el hecho de serlo, merece ser destruida".
Por su parte, uno de los colaboradores cercanos de Chamorro, Leopoldo Navarro, vaticinó en Yamales que "en los próximos dos años el sandinismo desaparecerá en Nicaragua".
Leopoldo Navarro también anunció que el nuevo Gobierno que se establezca en Nicaragua después del 25 de abril acabará con "la seguridad del Estado y con el Ministerio del Interior, y advirtió que el ejército sandinista sentirá las consecuencias del cambio de poder".
En lo que respecta a Honduras, el desarme de los contras, que hicieron de este país su santuario, supone el fin de la presencia militar antisandinista, al trasladarse el conflicto de lugar.
