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Endara promete que jamás habrá ejército en Panamá

El presidente Guillermo Endara ha asegurado a su homólogo costarricense, Óscar Arias, que "no habrá más Ejército en Panamá", siguiendo el ejemplo de Costa Rica, que proscribió hace 41 años sus fuerzas armadas. "Eso se acabó ya", subrayó Endara el pasado lunes en San José, durante su primera salida oficial al extranjero tras tomar posesión como presidente después de la invasión norteamericana del 20 de diciembre.

Las declaraciones de Endara contrastan con la opinión norteamericana en torno al futuro de la fuerza pública panameña. Fuentes del Ejército de Estados Unidos, a cargo de la recomposición de la nueva fuerza pública panemeña, han señalado que la jefatura del Comando Sur, acantonado en las riberas del canal, es partidario de la creación de unidades militares especializadas, entre ellas del tipo antiterrorista, antinarcotráfico y para la defensa de la vía interoceánica.Durante el primer mes de cohabitación entre el Gobierno panameño y el Ejército norteamericano, que en forma conjunta mantienen la vigilancia del país, se han producido roces en torno al futuro de la fuerza pública, que es organizada por el Comando Sur y tiene como jefes a oficiales que protagonizaron sendos golpes militares contra el entonces general Manuel Antonio Noriega el 16 de marzo de 1988 y el 3 de octubre de 1989.

Según fuentes políticas, a los dignatarios del nuevo Gobierno se les ponen los pelos de punta cuando oyen la palabra Ejército, porque inmediatamente aparece el fantasma del golpismo, un fenómeno corriente en Panamá desde los años cuarenta.

12.000 hombres

Originalmente, el vicepresidente y ministro de Gobierno, Ricardo Arias Calderón, señaló que la fuerza pública sólo tendría 4.000 integrantes. Sin embargo, cuando han transcurrido 33 días desde la invasión, está ya integrada por unos 12.000 hombres, 4.000 menos de los que tenían las desmanteladas Fuerzas de Defensa de Manuel Antonio Noriega. Algunos observadores subrayan el hecho de que será difícil constituir una fuerza pública con sus antiguos integrantes, capacitados en la represión y corrupción, con una nueva mentalidad mucho más a la derecha y pronorteamericana. "Sin una fuerza pública desmilitarizada, la democracia entre nosotros estará siempre en peligro", ha sentenciado Arias Calderón, que es el más alto funcionario del Gobierno que en asociación con el Comando Sur norteamericano está organizando la nueva fuerza pública.

La presión de Arias ha sido básica para desmilitarizar dependencias públicas como el Departamento de Investigaciones, el de Emigración, los aeropuertos y algunos hospitales.

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Existe una polémica entre quienes promueven dentro del nuevo Gobierno, dominado por el partido democristiano, la creación de una fuerza pública desmilitarizada y aquellos que abogan por la recomposición de un Ejército profesional que no intervenga en política y sin los poderes que tuvieron en las dos últimas décadas las fuerzas armadas. El progubernamental diario La Prensa ha propuesto la desmilitarización del país, lo cual incluye al Ejército norteamericano, que tiene tropas desde principios de siglo en Panamá. Nadie cree que Estados Unidos esté de acuerdo.

Desde que se produjo la invasión, el presidente Oscar Arias ha estado insistiendo al nuevo Gobierno para que se elimine el Ejército.

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