_
_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La izquierda italiana

ITALIA ES el único país de Europa occidental en el que, dentro de un juego democrático, no ha habido alternancia en el poder entre la izquierda y la derecha desde poco después de la II Guerra Mundial. La Democracia Cristiana (DC) ha ejercido una hegemonía política constante. La izquierda, concretamente los socialistas, ha estado condenada a una posición subalterna, por diversas que fuesen las formas en que se presentase, incluidos los períodos en los que Craxi ocupó la jefatura del Gobierno. La fuerza del partido comunista (PCI), marginado del juego político por su dependencia de Moscú -según la versión oficial-, facilitaba ese lugar privilegiado de la DC.Hoy, ese período de la política italiana ha perdido los fundamentos que la han sostenido. Los cambios del PCI, que el nuevo dirigente, Occhetto, impulsa con audacia, tienden a crear las condiciones para su retorno a la esfera de gobierno. Todo lo que ocurre en la URSS, Polonia, Hungría, la distensión Este-Oeste, vacían de sentido la exclusiva de anteriores décadas. Pero existen enormes dificultades para que esas nuevas condiciones objetivas se trasladen al terreno de la política concreta. La enorme capacidad de resistencia de la DC y el personalismo de Craxi impiden (o retrasan) el que pueda surgir en Italia una alternativa de izquierda a la eterna dominación de la DC.

Recientemente, un hecho, a primera vista sin relación con la lucha política, repercutirá negativarriente en la izquierda italiana: el escándalo financiero que estalló en la sucursal de Atlanta (Estados Unidos) de la Banca Nazlonale del Lavoro (BNL). La concesión por dicha sucursal de un banco público italiano de enormes créditos a Irak, sin dar cuenta de ello a la central en Roma, es condenable desde todos los puntos de vista. El presidente del BNL, Nerio Nesi, es una figura importante socialista, y aunque nadie le acusó de inmoralidad -ignoraba todo hasta el estallido del escándalo-, ha sido duramente criticado por no haber ejercido el control indispensable sobre una sucursal tan aventurera. Y ha tenido que dimitir.

Ello ocurre en el marco de una derechizacióni evidente. Con el retorno de Andreottí a la jefatura del Gobierno, y de Foriani a la secretaría general (le la Democracia Cristiana, quedaron enterrados los proyectos renovadores de De Mita y vuelven los fantasmas más turbios de la política italiana. Partiendo de una visión progresista, la política de Bettino Craxi de apoyo a Andreotti, después de haber puesto muchas zancadillas a De Mita, resulta poco comprensibile.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

El escándalo de la BNI, afecta, como afirmábamos, a la izquierda italiana, porque Nesi, que pensaba dejar la presidencia del banco dentro de un año -una vez realizado un plan de fortalecimiento del crédito público que consideraba valioso para una política progresista-, había anunciado su propósito de encabezar el ala más vanguardista del partido socialista. Dada su autoridad, el proyecto de impulsar al partido hacia la izquierda podía encontrar un ambiente favorable, sobre todo cuando crece el disgusto a causa de la colaboración con la DC y con Andreotti. Pero después del golpe que ha sufrido, Nesi tardará tiempo antes de poder desempeñar un papel político.

¿Significa ello que se han cerrado una vez más las posibilidades de una evolución de la política italiana hacia caminos nuevos? Algunos hechos son significativos: el ministro socialista Ruffolo adopta posiciones cada vez más inclinadas hacia la izquierda, lo que puede indicar que esa corriente crece. Por otra parte, el desprestigio de Andreotti facilita al PCI arguinentar la necesidad de acabar con la hegemonía de la DC. La tesis de que en la lucha contra la DC se une la exigencia democrática a la exigencia moral encuentran amplio eco. A la vez, ante la cuestión tan delbatida de la etapa estaliniana del PCI, la idea de crear una comisión conjunta de historiadores socialistas y, comunistas que estudie el pasado de ambos partidos, ha sido acogida favorablemente. Ello ayudaría a dejar el ayer en su lugar, en la historia, y a mejorar el clima en el seno de la izquierda.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_