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La 'Voyager 2' descubre una gran tormenta en Neptuno

La nave Voyager 2, que se acerca a Neptuno, ha empezado a detectar detalles del entorno del planeta que han causado gran excitación entre los científicos. Una gran mancha negra que se supone es una tormenta de tipo huracanado similar a la existente en Júpiter es el hallazgo más interesante por el momento.

Los científicos sospechan que el oscuro punto es un masivo vórtice o torbellino similar a la Gran Mancha Roja de Júpiter, que existe en este planeta al menos desde hace 350 años, cuando fue observada por Galileo. Dado que la superficie de Neptuno tiene un color verde azulado, se le ha denominado Gran Mancha Azul.La sonda automática Voyager 2, que dejó la Tierra hace ya 12 años y se encuentra ahora a 4.312 millones de kilómetros, está todavía a casi 96 millones de kilómetros de su punto previsto de máxima aproximación al planeta Neptuno. Es la primera vez que un vehículo de exploración se acerca a este planeta, que sobrevolará por su polo norte a sólo 4.800 kilómetros. Esta aproximación es la mayor que realiza la Voyager a los planetas gigantes exteriores, de los cuales ya ha explorado Júpiter, Saturno y Urano.

Los primeros indicios del fenómeno atmosférico de Neptuno surgieron en enero. Las cámaras de la Voyager 2 empezaron a mandar borrosas imágenes que sugerían una atmósfera más activa y turbulenta de lo esperado. La energía solar es la que produce las turbulencias atmosféricas en la Tierra, pero Neptuno está mucho más alejado del Sol, por lo que parece disponer de una fuente interna de calor que hace no sólo que tenga la atmósfera turbulenta, sino también que irradie calor.

Sistema nuboso

Un punto brillante que aparece en las fotografías parece ser un sistema nuboso que gira a alta velocidad, de la mitad de tamaño de la mancha oscura pero asociado a él. El descubrimiento de la mancha confirma predicciones hechas por simulación de ordenador y en experimentos con gases.Lanzada en 1977, la Voyager 2 ha mandado a la Tierra miles de imágenes tomadas a poca distancia y muy espectaculares de Júpiter, Saturno, Urano y 40 lunas, y ha viajado más de 6.880 millones de kilómetros a lo largo de una trayectoria curva.

El mes pasado fue puesta nuevamente en fase de observación para su encuentro con Neptuno, la última cita antes de que salga del sistema solar.

Se espera que la sonda proporcione nuevos datos sobre los anillos incompletos de Neptuno. Pequeñas lunas, hasta ahora no avistadas, podrían ser el origen de los anillos que rodean al planeta Urano, según un grupo de expertos de la Universidad estadounidense de, Colorado, informa la Agencia EFE.

Estos satélites producidos por meteoros, podrían estar concentrándose también alrededor de Neptuno, suposición que se espera confirmar cuando la nave Voyager llegue a ese planeta.

La fuerza gravitatoria del planeta influirá sobre la trayectoria de la Voyager hasta hacerla pasar cerca de Tritón, una de sus dos lunas conocidas, la cual puede tener una atmósfera de metano y pequeñas lagunas de nitrógeno líquido en la superficie.

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