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Una victoria peligrosa

, La catástrofe electoral para el partido comunista polaco ha sido absoluta. "Los comunistas pueden recurrir a cualquier método para mantenerse en el poder, salvo uno: las elecciones. Los conocemos demasiado bien. Han hecho 40 años de campaña electoral", decía lleno de gozo un periodista cercano a Solidaridad.

Desoyendo las recomendaciones hechas incluso por el líder de Solidaridad, Lech Walesa, en favor de la Lista Nacional, que integraba a 35 dirigentes del partido comunista, más de la mitad de los electores tacharon los nombres de toda la cúpula de¡ POUP.

Se han hecho un flaco favor los polacos cediendo a su indignación contra el partido. Solidaridad tenía buenas razones para desear la presencia de la dirección del POUP en el Sejm (Parlamento). Son los más firmes reformistas del partido.

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Los ortodoxos tienen ahora un buen argumento para demostrar que el camino emprendido haría de¡ POUP, tarde o temprando, pero inevitablemente, una fuerza marginal e irrelevante. El partido tendrá que buscar ahora, de acuerdo con la oposición, una salida airosa para arreglar este desaguisado, recurriendo al tribunal constitucional o de alguna otra forma.

Se esperaba un gran apoyo a Solidaridad en el Senado y en los 161 escaños a los que podía acceder la oposición. No se preveía, sin embargo, una humillación semejante a la inferida al partido, a sus candidatos seguros y a la Lista Nacional con toda la cúpula directiva. Medios políticos y periodísticos en Varsovia se devanaban ayer los sesos en busca de la sinrazón que empujó al partido a establecer la necesidad de un apoyo del 50% para los candidatos de la Lista Nacional. Las últimas estimaciones indican que ninguno ha logrado esta marca.

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La explicación más plausible en Varsovia es que la dirección de¡ partido ha sido víctima de su propia mitomanía. Décadas asegurando que cuenta con el apoyo de la mayoría de la población y asumiendo que la tediosa rutina del voto en pasadas elecciones con listas cerradas era expresión de apoyo a su política parecen haber inducido al poder a creerse con el apoyo de almenos el 50%. Las elecciones del domingo son un durísimo despertar para los comunistas polacos. La legitimidad que se habían otorgado ellos mismos, en su día, apelando a la historia, después al gran vecino del Este, está hecha añicos.

Los resultados de Varsovia al Senado, con más del 70% para cada candidato de Solidaridad y menos del 10% para los candidatos oficiales, son una muestra del veredicto implacable de los polacos en contra del sistema socialista.

En los próximos días el partido y el Estado deberán extraer las consecuencias de un resultado que los censura de forma abrumadora. Oposición y población están expectantes y preocupadas. Una victoria tan grande podría serles peligrosa.

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