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El Rally París-Dakar cierra su edición mas polémica con la incógnita sobre el futuro de la prueba

La décima edición del Rally París-Dakar finalizó ayer en la playa de la capital senegalesa con la confirmación de que un coche de seguimiento perteneciente a la empresa Sierra Production, encargada de filmar la carrera, había atropellado mortalmente el jueves a una mujer y su hija cerca de Rosso (Mauritania), con lo que las víctimas han sido seis en total. La prueba ha recibido múltiples críticas desde casi todos los sectores. Algunos medios de comunicación franceses incluso se planteaban ayer su desaparición.

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El diario francés Le Sport mostraba ayer en portada una foto de un tuareg contemplando el paso de un participante por el desierto con este título: "¿Fin?". La descalificación del finlandés Ari Vatanen (Peugeot 405) por presentarse tarde en la salida (le la etapa del pasado lunes al haberle sido secuestrado el coche durante seis horas, añadió más amargura a una prueba que no ha tenido la brillantez deportiva y aventurera de ediciones anteriores.Vatanen, que siguió en carrera a la espera del estudio de su recurso, fue definitivamente descalificado el jueves, al prohibirle la organización que siguiese en la caravana, tras recibir instrucciones de Jean Marie Balestre, presidente de la Federación Internacional de Automovilismo (FISA). "Vosotros, los periodistas, sóis personas que trabajais libremente", dijo Vatanen mientras se enjugaba lágrimas de desilusión: "¿Cuánto tiempo váis a tolerar esto?". Su equipo, ganador al fin y al cabo con su compatriota Juha Kankkunen, ni siquiera piensa acudir hay a la ceremonia de la entrega de premios.

Las seis muertes registradas en la prueba -el holandés Van Loevezyn, copiloto de un camión; el automovilista francés Patrick Canado y el motorista de su misma nacionalidad Jean Claude Huger, así como dos niñas y una mujer espectadoras-, que elevan a 26 las producidos en sus diez años de existencita; las durísimas críticas de la FISA, del Grupo Liberal en el Paxiamento Europeo y hasta del Vaticano han provocado un serio interrogante sobre su futuro. La FISA ha insinuado que puede retirarla del calendario si no vuelve a sus orígenes y ha convocado una reunión con los organizadores para estudiar modificaciones.

Gérard Sabine, el padre del fundador de la prueba, Thierry, aseguró ayer que el rally volverá a sus orígenes la próxima temporada: "El número de participantes es elevado. Hay demasiada logística, demasiada gente y demasiados aviones. Vamos a subsanar los errores". Sabine dijo que en 1989 habrá un máximo de 500 participantes -150 menos- y que el recorrido no será tan duro: "Un rally más humano, más cercano al espíritu que quería mi hijo".

El rescate de Juste y Sainz

Ayer se conocieron algunos detalles más de la odisea de los españoles Jorge Juste y Horacio Sainz, del equipo Prosegur-El Globo, que permanecieron cinco días perdidos en el desierto del Sáhara, en Mali. Juste y Sainz, que recuperaron su coche -sufría una avería eléctrica- se dirigieron desde Tombuctú hasta Bamako, donde se disponían a coger un tren para llegar a Dakar mañana.

Su equipo de apoyo, formado por Sirio Sainz -hermano de Horacio- y el periodista Luis Fidalgo, de El Globo, también vivió su particular aventura durante esos días. Sainz y Fidalgo, que partieron dos ballestas de su Land Rover en la etapa en que desaparecieron sus compañeros, tuvieron que comprar recambios en Tombuctú a un precio curioso: 1.000 francos, una cazadora de cuero, un saco de dormir y una calculadora.

Tras intentar en vano entablar comunicación con España, el rally y su montaje se movía ya a 1.000 kilómetros de distancia. Un policía les llegó a acusar de espionaje y, según Fidalgo, tuvieron que pagar 100 francos para que se le fuese la idea de la cabeza.

El día 19 llegó el primer avión de rescate, cuando la organización se dio cuenta de la gravedad de Juste y Sainz. El 20 llegaron cuatro coches para participar en la búsqueda y uno de los pilotos de los aviones afirmó que los había visto y les había lanzado agua y comida. Ese día, entrada ya la madrugada, llegó a Tombuctú un coche con ellos.

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