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El Parlamento italiano aprueba la propuesta del Gobierno sobre las clases de religión

Juan Arias

El Parlamento italiano aprobó ayer la propuesta del Gobierno sobre la enconada cuestión de las clases de religión, con 286 votos a favor, 234 en contra y siete abstenciones. El presidente del Gobierno, Giovanni Goria, al final tuvo que dar marcha atrás sobre su primera propuesta rara evitar una peligrosa crisis de gobierno.Los tres puntos claves sobre los que se habían mostrado intransigentes socialistas, republicanos y liberales, amenazando con votar en contra, eran los siguientes: para los alumnos que no deseen asistir a las clases de religión debería ser también optativo el poder asistir a las clases alternativas ofrecidas por el Gobierno. Y sobre este punto Goria cedió. El segundo era la colocación de las clases de religión en el calendario escolar. El Vaticano no quería que se colocase al principio o al final de la jornada escolar para evitar a los estudiantes caer en la tentación de no asistir a ella para dormir una hora más por la mañana o para salir una hora antes por la tarde. Aquí el Gobierno ha legado a un compromiso declarando que la responsabilidad del horario tocará ahora a los directores de los colegios, quienes decidirán de acuerdo con el consejo de clase.

Y por último, el tercer punto era el referente a la intervención de los profesores de religión en la valoración final de los estudiantes. Según el primer proyecto de Goria, dichos profesores debían tener el mismo peso real a la hora de valorar a los alumnos que los otros profesores. En este punto Goria ha cedido también, pero sólo en parte, aceptando que dicha cuestión va a ser de nuevo discutida con el Vaticano.

Los liberales, que han sido los únicos de la mayoría gubernamental que no han votado a favor de la propuesta de Goria, lían declarado que en realidad "la crisis que se había abierto se lía sólo aplazado".

Los más irritados son, sin embargo, los radicales y los verdes, no tanto con los partidos de la coalición del Gobierno, sino con los comunistas, quienes se han negado a apoyar la propuesta de los liberales de abolir el Concordato entre Italia y el Vaticano.

Según los radicales, con los votos comunistas se hubiese podido realizar ayer un acto revolucionario en el Parlamento rechazando el Concordato, ya que hubiese habido votos suficientes para aprobar la moción liberal.

Ahora los radicales están pensando en promover un referéndum popular para la abolición del Concordato, como única posibilidad, según ellos, de eliminar las continuas interferencias del Vaticano en la vida de Italia.

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