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EL TOUR

Domínquez, segundo tras Bontempi en Troyes

Luis Gómez

LUIS GÓMEZ ENVIADO ESPECIAL, El italiano Guido Bontempi resolvió a su favor, como marcado especialista en la materia, el primer sprint masivo del Tour, que ha tardado siete etapas en Negar. Regis Clere, un francés del equipo Teka, protagonizó una escapada frustrada de casi 130 kilómetros. Los españoles estuvieron ausentes de la etapa en casi todo momento, sufriendo muchos de ellos en la cola del pelotón. La excepción la puso Manuel Jorge Domínguez (BH), que entró detrás de Bontempi en el largo sprint final; Domínguez había sido tercero el día anterior y volvió a brillar. La clasificación no sufrió alteraciones destacables.

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Como ayer era San Fermín, cierta tradición del Tour hacía prever que, quizás, un corredor español intentara. el triunfo final. Suele ser norma del equipo navarro Reynolds no sólo comerse por la noche una buena colección de chistorras o ataviar a sus corredores con un pañuelo rojo en la salida; el Reynolds suele intentar algo en San Fermín. Y si no el Reynolds, sí algún corredor vasco, como Cabestany hace un año, como Gastón hace dos. Pero ayer no, aunque Cabestany saltó por un momento del pelotón en los kilómetros iniciales. Y es que muchos españoles siguen aún inmersos en sus miserias, allá por la cola del pelotón. Cada día que pasa se descubre a un corredor más con problemas.Ayer fue el caso de Iñaki Gastón: `Estoy en crisis", dijo con los brazos cruzados, mientras esperaba que dieran la salida. Gastón confesó que aún no le había cogido el ritmo a la prueba y que le costaba, también a él, resistir en el pelotón. "Voy a rueda", dice Gorospe en broma, que quiere decir ir en cola, "y detrás de mí sólo va Lejarreta". De nuevó, ayer, los problemas fueron para Cubino, descolgado del gran paquete, otra vez y a quien tuvieron que ayudar Antequera y Bouvatier. El BH se encuentra con bastante trabajo acumulado para mantener el equipo. Antes, el español Murguialday (Kas), abandonaba la prueba.

Claro está que en peor situación se han encontrado otros corredores, como fue el caso del polaco Piasecki, líder durante una Jornada, y quien tuvo ayer que abandonar por culpa de una disenteria. Piasecki protagonizó una anécdota más del Tour puesto que la dolencia la adquirió, al parecer, tras realizar un gesto publicitario corrio el de confraternizar con los gendarines en un cuartel y comer de su rancho. Del rancho a casa. Anécdota destacada será la coincidencia del corredor francés Dominique Garde, con su novia Marie, en las carreteras francesas; el primero como corredor del Toshiba y la segunda como corredora del equipo francés en el Tour femenino, que comienza hoy. Parecida relación sostienen el australiano Anderson (Panasonic) y la masajista del Toshiba. Las mujeres empiezan a ocupar ya esas funciones en un deporte tan tradicional como el ciclismo. Lo curioso es que Anderson siempre tiene una novia en el Tour de Francia, lo que resulta ya bastante sospechoso.

Escapada

Ayer, la etapa dio poco de sí. Era una de las más Ranas, con escasas dificultades, y estuvo protagonizada por una escapada del francés Regi Clere en el kilómetro 50, con una ventaja máxima de seis minutos y neutralización a 30 kilómetros de la meta. A Clere, aparte de ser el esforzado del día, le correspondió la bonificación de 30 segundos dispuesta en una meta volante situada en Colombey-les-Deux-Eglises, como homenaje especial del Tour al general De Gaufle a su paso por su localidad natal. Clere, además, ganó un premio de 10.000 francos (200.000 pesetas) y los tres tomos de las memorias de De Gaufle.

Pero Clere pagó su precio al perder luego en la meta casi 12 minutos, tras ser alcanzado y largamente rebasado por el pelotón. El ex campeón francés quiso también hacerse notar al pasar la carrera por su tierra natal, pero los esfuerzos solitarios suelen terminar en su gran mayoría, así. Más aún, cuando en el Tour los últimos kilómetros se corren a mucho mayor ritmo que en cualquier otra, prueba. Que se lo digan a los españoles.

Fuera de esta circunstancia, la etapa d¡o poco más de sí. Un salto sin éxito de 12 corredores, que llegaron a tener 22 segundos de diferencia y entre los que estaba Anselino Fuerte; otro posterior de Van Calster acompañado de tres corredores más, entre ellos Roche, y un final dispuesto, por fin, para el sprint a pesar de los saltos consecutivos de corredores del Panasonic. El italiano Bontempi dominó con claridad en los metros finales, en competencia con Sergeant y el español Domínguez, segundo.

Hoy, la octava etapa, entre Troyes y Epinay-Sous-Senart, de 205,5 kilómetros, tendrá un recorrido similar a la de ayer, más llano si cabe, porque no hay en su itinerario ni siquiera un puerto de cuarta categoría. La etapa discurrirá entre las calles del extenso extrarradio de París.

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