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Tribuna
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Más cooperación, menos conflictos

En la isla yugoslava de Brioni, que fue el lugar donde hace 30 años los presidentes Nehru, Nasser y Tito sentaron los cimientos de la política de no alineación, ha tenido lugar ayer y anteayer la reunión de los ministros de Asuntos Exteriores de los países no alineados del Mediterráneo. La reunión se ha celebrado conforme a lo decidido el pasado año en la octava cumbre de Harare (Zimbabue).

Mientras no se den las condiciones para que celebren reuniones todos los países mediterráneos conjuntamente, es de gran importancia que los países mediterráneos no alineados sigan reuniéndose, como lo hicieron por primera vez en septiembre de 1984, en La Valetta (Malta), cuando fueron aprobadas decisiones trascendentales. En aquella ocasión los ministros recalcaron su decisión de solucionar por vías pacíficas todos los litigios y problemas que surgieran entre sus países, evitando el uso de la fuerza y ateniéndose a la orientación de intensificar cada vez más la cooperación entre ellos.En la reunión de Brioni se valorará con toda seguridad la situación actual en el Mediterráneo, la cual se ve caracterizada por una inestabilidad permanente acompañada de un peligro creciente, dado que, junto a los focos de tensión que existen ya años sin extinguirse, surgen otros nuevos conflictos y tiranteces.

De nuevo somos testigos de amenazas y usos de la fuerza, se pone en peligro la independencia y la seguridad de algunos países no alineados del Mediterráneo, no dejan de estar presentes allí las flotas pertenecientes a países extramediterráneos ni tampoco languidece la acumulación de efectivos militares y de toda clase de armamento efectuada por las superpotencias, cuya rivalidad está incrementada. Ultimamente observamos mayores esfuerzos que se han desplegado para que se siente una base aceptable para iniciar la vía que dé solución a la crisis de Oriente Próximo, que se hace cada vez más grave, sin que el transcurso del tiempo la haga menos complicada, sino todo lo contrario. Y el meollo del problema lo constituye, como es sabido, la solución del problema palestino, sin la cual no hay solución justa ni duradera. A tal situación hay que agregar el creciente terrorismo internacional, que complica aún más las relaciones en la región.

En base a tal valoración, es de esperar que los participantes en la reunión de Brioni han abordado acuerdos de cooperación concretos, a fin de impedir la petrificación de una situación en el Mediterráneo a un nivel tan bajo. Seguramente, ésta habrá sido la parte más difícil del trabajo, dadas, entre otras cosas, las diferencias que se dan tanto en lo que se refiere a las concepciones como también en cuanto al proceder y la posición que tienen determinados países no alineados del Mediterráneo.

Sin embargo, los intereses de los pueblos que habitan dicha área exigen que se emprendan actividades concretas para que el Mediterráneo se convierta un día en una zona de paz, confianza mutua y cooperación en condi ciones de igualdad. Si los países participantes en la reunión muestran la voluntad política de afirmar todo lo que les une y permite su acercamiento, dejando de lado determinadas divergencias, éste sí será un momento de mucha importancia, ya que actuando conjuntamente y mediante la cooperación es posible crea unas relaciones más favorables en la región, porque justamente es la cooperación la que puede contribuir a una distensión considerable.

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Un vasto campo

Además de fomentar la cooperación bilateral y multilateral entre los países no alineados del Mediterráneo en la esfera política, la reunión de Brioni se ha propuesto dar un paso adelante en cuanto a iniciar la cooperación en lo económico y en los demás campos de interés común, pero también poniéndose de acuerdo sobre la concreción de la misma.

En la reunión preparatoria, celebrada en Belgrado el pasado mes de febrero del año en curso los países participantes constataron que las economías de los países mediterráneos son en buena medida complementarias y convergentes, y que había que proceder cuanto antes a la labor de determinar las esferas prioritarias en el desarrollo de la cooperación regional, ateniéndose estos países a la orientación de la autosustentación colectiva.

Para este fui hace falta un intercambio fluido de informaciones, así como una colaboración más intensa en el comercio, alimentos y agricultura, industria ciencia y tecnología, turismo y, naturalmente, finanzas.

Una especial importancia se concede al fornento de la cooperación de los países no alineados del Mediterráneo con otros países desarrollados de la Europa mediterránea, al igual que con los demás países, particularmente los de la CEE. Además de la esfera de deportes, con todos los países del Mediterráneo hay que colaborar para un medio ambiente más limpio y sano, con menos contaminación, para una mejor red de transportes y comunicaciones y un ejemplar intercambio cultural y científico-técnico.

Como de optimismo contenido puede calificarse el ambiente que reinaba en vísperas de la reunión de Brioni de los ministros de Asuntos Exteriores de los países no alineados del Mediterráneo. Cualquier éxito que se haya producido en la aproximación de los puntos de vista y en el enriquecimiento tanto de la cooperación bilateral como de la multilateral entre dichos países es de particular relevancia para el futuro de la cooperación internacional.

En la mencionada reunión preparatoria de los no alineados de Belgrado se puso de relieve la voluntad política de los participantes de dar un paso adelante en lo que concierne a la cooperación. Se subrayó la comunidad de intereses junto con algunos nuevos acentos (derechos humanos, terrorismo, una mayor cooperación con la CE, etcétera), dejando al margen las desavenencias y los problemas.

Y éste es un signo positivo. Fue en esa dirección en que el país anfitrión encaminé sus esfuerzos durante el período preparatorio. Hay motivos para abrigar esperanzas de que se llegará a nuevos acuerdos sobre la cooperación y las acciones en conjunto, porque ahí está la conciencia de que, cuanto más cooperación, hay menos conflictos.

es embajador de Yugoslavia en Madrid.

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