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RELEVO EN LA CÚPULA DE LA IGLESIA ESPAÑOLA

El Vaticano había mostrado ya su preferencia

Juan Arias

El cardenal Angel Suquía estaba considerado en Roma como el candidato vaticano para la presidencia de la Conferencia Episcopal Española. Lo había sido ya hace tres años, cuando la reelección de Gabino Díaz Merchán no fue recibida con demasiado gozo por Roma.De hecho, desde entonces la Santa Sede empezó a enviar mensajes muy significativos para indicar que la persona más grata a Juan Pablo II era el recién elegido presidente. Primero el papa Wojtyla envió a Suquía a la sede arzobispal y cardenalicia de Madrid. Más tarde lo hizo cardenal. El año pasado, con motivo del importante sínodo extraordinario de obispos, convocado a Roma para celebrar el vigésimo aniversario del Concilio Vaticano II, el cardenal Suquía fue el único español designado personalmente por el Papa para asistir a dicho sínodo.

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El arzobispo de Madrid, cardenal Ángel Suquía, nuevo presidente de la Conferencia Episcopal

En aquella ocasión, el arzobispo de Madrid dio pruebas fehacientes de su total fidelidad a la línea programática del pontificado de Wojtyla con una intervención en clave "espiritualista", que no lo comprometía en el debate que contrastó con la otra más abierta, problemática y sociológica de Gabino Díaz Merchán, que asistía al sínodo por derecho propio, como presidente de la Conferencia Episcopal.

Si esta vez Suquía no hubiese sido elegido presidente, para el Vaticano hubiese significado casi un enfrentamiento de los obispos españoles con la línea de Juan Pablo Il. -De hecho, si acaso algo ha sorprendido a los expertos en asuntos vaticanos ha sido el hecho de que ayer la elección del nuevo presidente no ha sido plebiscitaria, como aqui se esperaba.

Y hay quien está convencido de que esta vez la Santa Sede estaba tan interesada en el nombramiento de Suquía que ha habido desde el Vaticano llamadas telefónicas a no pocos obispos amigos para que votasen al candidato del Papa.

El cardenal Suquía, sin embargo, está considerado en Roma como un personaje inteligente, preparado, y que en un principio incluso pasaba como abierto, como le sucedió a muchos otros eclesiásticos, por ejemplo, el cardenal Ratzinger, actual prefecto del ex Santo Oficio, que al final acabaron convirtiéndose "al miedo a las aperturas del Concilio".

En los últimos años era sabido que Suquía, junto con el nuncio apostólico en Madrid, eran las dos personas más escuchadas por el papa Wojtyla, y se piensa que una de las misiones concretas que el nuncio llevó a Madrid fue la de asegurar como presidente de la Conferencia Episcopal una persona completamente fiel a las consignas del Vaticano. El hecho de que el nuevo presidente de la Conferencia sea cardenal le concede, además, a Suquía un poder mayor ante el papa Wojtyla, que ha querido revalorizar la función del cardenalato considerando a los purpurados como sus mejores y más fieles consejeros.

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