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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Guarrería en auge

Buscamos la pulcritud ambiental y topamos con la guarrería en auge. No bastan, por lo visto, la radiactividad de nuestra atmósfera a cargo de fugas y explosiones atómicas, el asado masivo de pinos, los purines por acequias, un mar petroleado y mercurizado y lances similares. Vas por los bosques del recinto hispano y ves latas, vidrios, papeles, plásticos y demás subproductos caseros. Pero la nueva moda es arrojarlos de noche desde la ventanilla del coche a las cunetas y campos con ellas lindantes. Un amigo mío no para de recogerlos de su finca con rabia impotente y de hacer cuanto no hizo el anónimo arrojador: llevarlos al vertedero o meterlos en bolsas para el barrendero urbano, como pide el reglamento del municipio. A veces no siega hierba, sino cartones, envases y condones a montones. Lo crispable.También el excremento va en incremento por calles y playas. De persona y de perro. Un asco capaz de volver ascua al cívico, como las famosas averías de Ascó 2. En Lérida hay papeleras bien distribuidas por cada calle casi. Pues bien: duerme tanto papel sobre asfalto como en su interior. Ornato este más extensivo que exclusivo de una zona concreta. Acaso un mal mundial, porque ya alguien escribió sobre una Roma dotada del ornato. Ojalá el polaco de la tiara hablara menos de un Satán nada gorrino, por imaginario, y más del fenómeno contaminatorio romano. Ya debió azotarlo verbalmente desde el pulcro pico al cual fuera izado. Incluso hay racional defecando en portal. Y nada raro ver al gargajista disparando flemas al suelo en fila sin fin, en vez de al pañuelo, o al meador chorreando paredes a lo can ante el estupor del viandante. O al Onán de turno, salpicándolas con semen nocturno.

El gato sepulta sus heces, y el pájaro las expulsa del nido. Pero una parte de nuestra sociedad usa la suciedad hasta la saciedad, por comodidad o hábito, complicando a la otra parte la vida. Emperrada en ensuciar. La autoridad competente debiera imponer severas sanciones al infractor y corregir, mediante la fórmula educativa a nivel infantil, esa tendencia a soltar la inmundicia en medios rurales y urbanos. Falta fiebre en no pocos por convertir a España en patena. Da pena verla tan puerca. Y náusea.-

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