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Irlanda tendrá un papel consultivo en los asuntos del Ulster

El Reino Unido e Irlanda están a punto de alcanzar un acuerdo sobre el Ulster que, caso de conseguir la aprobación de los respectivos parlamentos, asignaría por primera vez a Dublín un papel consultivo en los asuntos de la conflictiva provincia. La arbitraria partición de Irlanda en el año 1922 y la retención de la soberanía británica sobre seis de los nueve condados que originalmente componían el Ulster a raíz de la independencia irlandesa ha sido desde los años veinte un continuo motivo de fricción entre los dos países, agravado últimamente por las actividades violentas del Ejército Republicano Irlandés (IRA).

La base del acuerdo gira en torno a la creación de una comisión conjunta anglo-irlandesa, presidida por el secretario de Estado británico para Irlanda del Norte, Tom King, y el ministro de Asuntos Exteriores de Irlanda, Peter Barry. Un secretariado compuesto por funcionarios de ambas administraciones supervisaría las decisiones que se tomaran en la provincia sobre economía, justicia, hacienda, sanidad y agricultura. Sin embargo, las cuestiones de seguridad permanecerían en manos británicas, como subrayó el propio King el pasado lunes. "No puede quedar ninguna duda de que la soberanía de Irlanda del Norte permanece en manos de Londres", dijo.En realidad, lo que pretende el acuerdo es dar seguridades a la minoría católica de Irlanda del Norte de que su voz será escuchada en todos los asuntos que se refieren a la gobernación de la provincia en igualdad de condiciones con la mayoría protestante. En la actualidad, Irlanda del Norte está gobernada directamente por el Parlamento de Westminster y sólo cuenta con una asamblea de carácter puramente consultivo y local. El deseo de ambos Gobiernos es disolverla y sustituirla por una Cámara política formada por representantes de las dos comunidades. La principal misión de la comisión anglo-irlandesa, en la que por primera vez estaría representado el Gobierno de Dublín, consistiría en supervisar su funcionamiento y garantizar la aplicación de sus decisiones.

La última ronda de conversaciones entre funcionarios de ambos Gobiernos parla preparar un borrador de acuerdo aceptable en Londres y en Dublín comenzó ayer en un lugar secreto, cuya ubicación no ha sido revelada. Fuentes diplomáticas han expresado a EL PAÍS su esperanza de que el borrador esté ultimado a fines de esta semana con el fin de que los dos jefes de Gobierno, Garret Fitzgerald y Margaret Thatcher, puedan estudiarlo antes de la próxima cumbre angloirlandesa prevista para noviembre.

Sin embargo, los obstáculos en el camino para la normalización de relaciones no son despreciables. Hoy, los dirigentes de los dos partidos protestantes del Ulster, James Molyneaux, y el reverendo lan Paisley, pedirán en Londres a Thatcher que convoque un referéndum antes de la aprobación de cualquier acuerdo que afecte al futuro del Ulster. El líder de la oposición irlandesa, Charles Haughey, ha advertido que se opondrá a cualquier acuerdo contrario al espíritu de la Constitución, que estipula la reunificación de la isla.

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