Científicos españoles estudian un método matemático aplicable a zonas volcánicas
Investigadores españoles de las diferentes ramas de las ciencias de la Tierra trabajan conjuntamente, desde 1983, para poner a punto una metodología matemática precisa aplicable a una zona volcánica potencialmente activa.Con la instalación en 1983 de 17 puntos de observación geodésica en Las Cañadas del Teide, en Tenerife, comenzó la colaboración entre distintos especialistas para desarrollar un amplio proyecto de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que coordina el vulcanólogo Vicente Araña.
De esta manera, España se incorpora a una tendencia internacional, cada vez más generalizada, que relaciona las observaciones sobre posibles modificaciones de la corteza terrestre con los estudios clásicos que llevan a cabo los vulcanólogos. En 1984 se realizó la primera gravimetría del Teide, con 260 puntos de observación, para conocer con exactitud la estructura interna del volcán.
En la actualidad, el proyecto precisa de 11 millones de pesetas para continuar con las campañas de observación geodésica. Estas campañas consisten en la recogida de los datos acumulados en los distintos aparatos que se guardan en cada uno de los puntos de observación instalados en Las Cañadas. La primera campaña se realizó en 1984, dentro del proyecto inicial del CSIC. La ayuda que precisan para continuar ahora se solicitó hace varios meses de la Comisión Asesora de Investigación Científica y Técnica (CAICYT).
El proyecto presentado a la CAICYT, que todavía no se ha pronunciado sobre el mismo, incluye también la realización de un estudio de las mareas oceánicas como posibles percusoras de las erupciones volcánicas, así como la instalación de extensómetros horizontales de gran precisión y de niveles para medir las desviaciones de la vertical.
El director del Instituto de Astronomía y Geodesia del CSIC, Ricardo Vieira, precisa que "nuestro objetivo con este ambicioso proyecto no es tanto vigilar el volcán como encontrar una metodología común para todos los científicos que participamos, de manera que en cualquier momento de alarma se tengan conocimientos para actuar y saber qué hacer".
