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Tierras ocupadas de sol a sol

Cada mañana, desde hace tres semanas, unos 40ó vecinos de Marinaleda caminan 10 kilómetros hasta El Humoso, la finca del duque del Infantado. Allí permanecen, atormentados por el sol abrasador de julio, hasta las cinco o seis de la tarde. A esa hora la Guardia Civil les pide que se marchen. Fieles a su línea pacifista, echan a andar de nuevo a casa. Así un día y otro, con la sola excepción de los domingos y el día de San Juan, "el día del Rey", como lo conoce el alcalde de Marinaleda, Sánchez Gordillo: "La Guardia Civil respeta las fiestas de guardar. Nosotros, no. Tenemos que hacernos oir". Así que en las fiestas los vecinos de Marinaleda, duermen al raso en la finca.

La ocupación ha degenerado en rutina hasta tal punto que el desalojo cotidiano ha llegado a crear amistad entre los civiles y los jornaleros, dos grupos que habría que presumir enemigos irreconciliables, pero que hoy se comprenden. El alcalde de Marinaleda comenta casi compasivo: "Mandan cada día una compañía, y hacen venir a hombres que han pasado la noche de guardia en una caja de ahorros o en un banco, o en el cuartel, y les dejan sin dormir. Les estamos dando mala vida, pero tenemos que hacernos oír."

Un plan viable, pero caro

Con esta nueva campaña, los jornaleros de Marinaleda pretenden que se ponga en marcha un plan propuesto por ellos mismos a la Administración. Básicamente consiste en la expropiación de la finca ocupada, más dos colindantes, San Miguel y Fuentidueñas, con lo que se alcanzaran las 1.800 hectáreas. Esas tierras pueden dar trabajo, a juicio de Sánchez Gordillo, a 250 familias. Además, se pretende la puesta en regadío de 6.000 hectáreas de la comarca, mediante la aportación de cauces del río Genil.Con ese plan bajo el brazo anduvo dando vueltas Sánchez Gordillo y consiguió ser recibido incluso por el mismísimo Felipe González: "Me prometió que se estudiaría y que sí era viable se llevaría a cabo." Desde entonces se han realizado dos estudios, que él posee. Uno, hidrológico, del INTEC, ve factible la conducción de agua del Genil y admite también como buena la posibilidad de crear una nueva presa, aguas abajo del pantano de Cordobilla. El otro, realizado por la Junta de Andalucía, revela la aptitud de las tierras de la comarca para el regadío. Y dice en voz baja: "Este no me lo han dado, lo he sacado yo por mi cuenta. Si no me lo han dado es porque no querían que me enterara de que mi plan es viable, y que por tanto tienen que cumplir las promesas." E insiste: "Es el mismo presidente del Gobierno el que me lo ha prometido. Yo vengo aquí con la gente porque es la forma en que podemos llamar la atención de la opinión pública, y de la Administración. Pero a la Administración le es más fácil mandar a la Guardia Civil que hablar con nosotros."

Vuelca sus argumentos de siempre: "Venimos a esta finca porque, aunque esté bien explotada, lo está con criterios empresariales, de manera que da ganancias a una persona mientras alrededor hay hambre. El Duque del Infantado tiene 17.000 hectáreas y es cuatro veces Grande de España. Los 400 que venimos aquí no tenemos nada más que nuestra voz para protestar contra una situación, contra el hecho de que el 2% de familias posea el 50% de la tierra y contra que la Administración nos reduzca a la condición de subsidiados de por vida."

Malas tierras

Si se le habla de la reforma agraria, que se está comenzando a aplicar en la comarca, casi se enfada: "La reforma agraria es una mentira. La Junta lleva gastados 1.000 millones en tierras, pero a base de comprar fincas que los propietarios no quieren, que .ellos mismos han ofrecido a la venta. ¿Por qué? Porque son malas, y les viene bien que se las compren, así se las quitan de encima. El Instituto Andaluz de Reforma Agraria (IARA) hace como el INI, que compraba empresas arruinadas y así repartamos las pérdidas entre todos. Cuando un empresario gana, todo para él, y los demás a mirar; cuando pierde, vamos a repartir las pérdidas, para que el pobre no sufra. Esta reforma agraria consiste en llamar a los terratenientes empresarios agrícolas modernos y en no tocar sus bolsillos".Al frente del IARA está José María Sumpsi, que rebate estos argumentos: "La comarca en la que está Marinaleda ha sido decretada ya de reforma agraria. Ahora estamos en fase de información, recibiendo declaraciones de los propietarios y estudiando cuáles son las fincas peor aprovechadas. Esos estudios estarán terminados en seguida, y en septiembre podremos empezar la fase de expropiaciones y aplicación de impuestos de infrautilización. Pero lo que no podemos hacer es salirnos de una pauta de trabajo porque Sánchez Gordillo se ponga impaciente."

Para Sumpsi está fuera de duda que el proyecto del alcalde de Marinaleda es inviable por el precio: "Todo se puede hacer, pero el precio es exagerado. Nosotros estamos buscando que el puesto de trabajo nos salga entre cinco y ocho millones, y con el proyecto suyo se pone en cerca de doce. No podemos hacer esa excepción porque el alcalde de Marinaleda sea famoso, porque tenga un carisma mesiánico o porque tenga imaginación para acciones de fuerte impacto emocional y publicitario."

Compras estratégicas

Rechaza que se estén comprando tierras inservibles: "Nosotros hemos gastado hasta ahora 1.000 millones en comprar 13 fincas que nos han interesado por unas u otras razones. De esas 13, es cierto que seis nos han sido directamente ofrecidas por los propietarios, pero eso no quiere decir que sean inservibles. Eran oportunidades buenas, y siempre las hemos comprado en zonas donde existen cooperativas organizadas que pueden sacarles provecho.

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