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Londres y Dublín aproximan sus posiciones sobre el Ulster

Los primeros ministros de Irlanda (Garret Fitzgerald) y del Reino Unido (Margaret Thatcher), con la amenaza del Ejército Republicano Irlandés (IRA) de incrementar los atentados terroristas como telón de fondo, han puesto fin a dos días de conversaciones sobre el futuro del Ulster, calificadas más tarde por la dama de hierro como la reunión "más completa, franca y realista" de las mantenidas por ambos hasta ahora. Londres parece ahora dispuesto a hacer concesiones a Dublín sobre el Ulster.

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La cumbre británico-irlandesa, la tercera que sobre Irlanda del Norte han mantenido Fitzgerald y Thatcher en los últimos tres años, terminó ayer por la tarde en Chequers, residencia campestre de los primeros ministros británicos, con el mismo despliegue de medidas de seguridad con que empezó el domingo. La reunión debía haber se celebrado en Dublín, pero a última hora fue trasladada a Inglaterra por temor a un atentado del IRA, que el domingo anunció en Belfast un aumento de sus acciones violentas en territorio británico para hacer "entrar en razón al Gobierno de Londres". Al término de las conversaciones se hizo público un comunicado conjunto, seguido por dos conferencias de prensa de Thatcher y Fitzgerald. El comunicado, que hace una referencia a los problemas comunitarios y a la ampliación de la Comunidad Económica Europea con la incorporación de España y Portugal, está redactado en un lenguaje lo suficientemente vago y difuso para que se puedan sacar conclusiones para todos los gustos.Sin embargo, hay un párrafo clave que parece indicar una nueva disposición por parte de Londres a hacer concesiones a Dublín en la cuestión del Ulster. Por primera vez se reconoce a la minoría católica una identidad diferente del resto de la población protestante de Irlanda del Norte, un logro importante para el primer ministro del Eire, sometido a fuertes presiones por considerar sus detractores que mantiene una actitud blanda frente a Londres. "Las identidades de la mayoría y la minoría deben ser reconocidas, respetadas y reflejadas en los respectivos sistemas político, judicial y de seguridad", afirma el comunicado en una referencia obvia a un posible establecimiento futuro de un Consejo Ejecutivo británico-irlandés con responsabilidad política para el Ulster, posibilidad defendida firmemente por Fitzgerald como una posible solución de los problemas de la provincia. El texto no menciona para nada una involucración directa e inmediata de Dublín en la gestión política del Ulster, omisión comprensible si se tiene en cuenta la radicalización de posturas por parte de los extremistas protestantes, capitaneados por el pastor lan Paisley y por el IRA. Cualquier concesión pública a Dublín en estos momentos sería interpretada por los unionistas radicales como una victoria de las tácticas violentas del IRA, que, por su parte, se ha apresurado a acusar al primer ministro irlandés de querer renunciar a la eterna reivindicación de Dublín sobre Irlanda del Norte, consagrada en dos artículos de la Constitución irlandesa.

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