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El primado polaco teme que Popieluszko haya sido asesinado

Los autores del secuestro del sacerdote polaco Jerzy Popieluszko, entre quienes se encuentra un funcionario del Ministerio del Interior, han sido detenidos, según anunció ayer el portavoz del Gobierno, Jerzy Urban, quien no detalló cuántos eran los detenidos. El primado polaco, cardenal Jozef Glemp, teme que Popieluszko, secuestrado el pasado día 19, haya sido asesinado.Sobre el funcionario detenido, identificado como Grzegorz P., recaen fuertes indicios de participación en el secuestro: su coche ha sido identificado como el que emplearon los secuestradores y en el maletero se han encontrado restos del cabello de Popieluszko. Las huellas digitales de un segundo sospechoso, cuya identidad no se ha revelado, han sido encontradas en el vehículo abandonado del secuestrado. Según Urban, el empleado de una gasolinera ha reconocido a uno de los secuestradores, aunque se ignora si se trata de un tercer hombre. El chófer de Popieluszko había declarado previamente que fueron tres los secuestradores, uno de ellos vestido de miliciano (policía).

Urban señaló que "miles de policías buscan con ayuda de helicópteros al padre Popieluszko", sobre cuya suerte existe inquietud entre el episcopado y los católicos polacos. A su regreso de Berlín Este, Jozef Glemp hizo público ayer un comunicado en el que daba cuenta de su "dolor, cada vez más profundo en la medida en que no hay ninguna señal de vida del padre Popieluszko, y nos tememos que se ha cometido un asesinato en Polonia.

El confesor y director espiritual de Lech Walesa, Henryk Jankowski, capellán de los astilleros de Gdarisk, declaró ayer que ha pedido protección. policial tras haber recibido varias amenazas de secuestro. El líder sindical ha rechazado la posibilidad de organizar una huelga si Popieluszko no aparece antes del próximo lunes, tal y como señalan algunas octavillas repartidas clandestinamente por Varsovia.

Al anunciar la detención de los sospechosos, Urban subrayó que las autoridades polacas no tienen nada que ver con este secuestro", que calificó de "acto de bandidaje político". Para el portavoz del Ejecutivo polaco el secuestro del sacerdote es "una provocación política dirigida no sólo contra el Gobierno sino contra el Ministerio del Interior".

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