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Reportaje:

El enigma de la glándula pineal

Un reciente libro pone al día los conocimientos sobre este órgano

El funcionamiento de la glándula pineal, un órgano endocrino descubierto ya en el siglo III antes de Cristo por Herófilo de Alejandría y citado en la literatura india antigua como regulador de la clarividencia y la meditación, "sigue constituyendo un enigma científico, a pesar de los notables avances obtenidos", afirma el catedrático de Histología de la universidad de Oviedo, Manuel Álvarez-Uría.Coautor de un reciente y elogiado libro sobre La glándula pineal de los mamíferos, estudio que ha realizado con su colega Gabino González, miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Manuel Álvarez Uría estima que "aún quedan por estudiar muchos aspectos de la pineal. Las investigaciones llevadas a cabo en los últimos años han servido para descubrir importantes detalles de su estructura. Pero no se ha logrado resolver de manera definitiva el arduo problema de la exacta naturaleza y significado funcional de sus componentes. En el momento actual aún constituye uno de los viejos desafíos que el conocimiento humano tiene planteados con la naturaleza. También permanece oscuro", añade Álvarez-Uría, "el curso de su sospechada decadencia anatómica y funcional, en el período que sigue a la pubertad".

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En el cerebro.

Un reloj biológico

Manuel Álvarez-Uría, director del departamento de morfología microscópica de la universidad de Oviedo, define coloquialmente la glándula pineal, también denominada epífisis, como "un reloj biológico que no precisa ningún influjo ambiental para funcionar. Se acomoda a la rotación de la tierra, es decir, al día y la noche, que son los períodos que marcan el ritmo de su actividad. La epífisis fabrica una hormona que controla muchas funciones del organismo, entre ellas la actividad sexual y el sueño".

Desde el punto de vista biomédico están cobrando cada vez más importancia los estudios sobre las actividades humanas en las cuales los ritmos y la glándula pineal tienen especial influencia. Por ello, un mejor conocimiento de esta glándula conllevaría en el hombre a poder explicar muchos hechos neuroendocrinológicos, psicológicos, citológicos y patológicos, cuyo papel en el funcionamiento del cuerpo humano permanece en el terreno de lo desconocido para la ciencia", señaló.

La obra de Manuel Álvarez-Uría y Gabino González, calificada de libro sumamente sobresaliente por la revista especializada Journal of pineal research y considerado por el Nobel español Severo Ochoa como un estudio de "imprescindible consulta para los especialistas de España e Iberoamérica", es el resultado de 20 años de trabajo de ambos investigadores.

Pero su empeño no ha concluido. Los dos son conscientes de que estas investigaciones constituyen "una de las claves para esclarecer el intrincado mecanismo de las relaciones neuroendocrinas", circunstancia que les anima a proseguir sus trabajos.

"Nuestro departamento", señaló a este periódico Manuel Álvarez-Uría, "va a seguir experimentando con animales de laboratorio para intentar descubrir algo nuevo sobre las relaciones de la pineal con el resto del sistema nervioso y con las demás glándulas endocrinas. Vamos a hacerlo mediante la aplicación de estímulos sobre el ganglio cervical superior, a través de un aparato microelectrónico diseflado por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de Oviedo. Lógicamente, también continuaremos las observaciones con el microscopio electrónico", afirmó.

Homenaje a Cajal

Otro de los propósitos de la publicación, tal vez el más entrañable para sus autores, es "continuar, dentro de nuestra modestia, la labor de la Escuela de Histología fundada por Santiago Ramón y Cajal, a quien queremos rendir un cariñoso homenaje".

Este ha sido también uno de los motivos que impulsaron a los autores a escribir la obra en castellano y no en inglés, tal como había pensado inicialmente: "queremos intentar demostrar que un idioma de la universalidad y riqueza del español puede y debe ser utilizado con propiedad en el ámbito de la biología. Queremos suscitar de esta forma en los investigadores de habla hispana la inquietud por una cuestión científica que personas con sus mismas raíces han contribuido tan notablemente a plantear", aseguran.

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