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'Cernuda en línea', libro del pintor Gregorio Prieto que inmortaliza al poeta

La escritora Rosa Chacel ha presentado en la Casa de Cultura de Ciudad Real la obra inédita del pintor Gregorio Prieto Cernuda en línea, libro con el que el artista manchego ha querido inmortalizar en forma de texto y de imágenes plásticas su memoria del gran amigo Cernuda. El acto contó también con la participación activa de los poetas José María González y Prado de Juan.Rosa Chacel, amiga de ambos desde su primera juventud, quiso desde el inicio de su intervención desvelar el recuerdo común de aquellos tiempos. "En este libro", apuntó, "en la presencia de estas dos criaturas fraternas en el tiempo, se hace patente lo más grave y sustancial para mí, sencillamente nuestras vidas". Destacó la escritora la importancia decisiva que tuvo ese Museo de Reproducciones y del Arte Antiguo que es el Casón de Madrid en la formación artística de Gregorio Prieto. "Si Gregorio no hubiera vivido el Casón, no sería el artista que es. Que sería otro, no cabe duda".

De entre todos los recién aparecidos en Madrid, la figura más singular para la escritora fue la de Luis Cernuda, "singular por su delicado y silencioso aparecer, singularidad o rareza que consistía en aparecer como de paso y quedar con una excepcional firmeza".

"Tanto el poeta glosado como el glosador", señaló, "coinciden en la pasión por los cuerpos. Uno y otro se agotan en el ansia por la presencia y la figura. Cuerpos, formas... ante ellos la pasión alcanza el éxtasis pero aunque plenamente logrado, el prurito o delirio de repetición sigue inagotable...".

En torno a Gregorio Prieto giró, en el salón de actos de la Casa de Cultura de Ciudad Real, la curiosidad de un público por conocer sus relaciones con Cernuda. Así, el pintor revivió algunas anécdotas y momentos convividos junto al malagueño, al que calificó en varias ocasiones de un ser raro, extraño y sufrido. "Era un solitario tremendo, irresistible", recuerda Gregorío Prieto; "íbamos a comer juntos a un restaurante y se sentaba en una mesa él solo. Estaba muy necesitado de amistad y de amor". También recordó las relaciones de Cernuda con algunas damas intelectuales de la época: Nieves de Madariaga, Felicidad Blanch, la misma Rosa Chacel...; según aquél, "todas se enamoraban de Luis", lo que no pareció del todo exacto a la escritora presente.

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