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Los premios del certamen cinematográfico de Cannes

'La balada de Narayama', del japonés Imamura, obtiene la Palma de Oro, y 'Carmen' recibe dos galardones

Algunas de las decisiones del jurado fueron muy protestadas

La balada de Narayama, del japonés Shohei Imamura, ha obtenido la Palma de Oro del 36 Festival de Cine de Cannes. Los actores Gian-Maria Volonté y Hanna Schygulla han sido galardonados con los premios a la mejor interpretación masculina y femenina. El premio especial del jurado fue para la comedia El sentido de la vida y el de la Creación, conjuntamente a Bresson y a Tarkovsky. A Saura se le ha distinguido con el premio a la Expresión Artística y a su película Carmen con el gran premio de la Comisión Superior Técnica del cine francés.

Realmente sorprendentes los premios de este año. El jurado fue silbado varias veces durante su intervención ante los periodistas que aún permanecíamos en Cannes a la espera de sus noticias. Aunque la mayor parte de los títulos previstos por todos para el palmarés aparecen en sus premios, su orden en puestos era inimaginable.Que, por ejemplo, Robert Bresson, por El dinero, y Andrei Tarkovski por Nostalgia compartan un "gran premio a la creación", lejos de la Palma de Oro, o que a Carlos Saura se le distinga sólo por "la mejor contribución artística", (aunque a él se añade el gran premio de la comisión superior técnica del cine francés, obtenido por Carmen) ha decepcionado a los concurrentes a este polémico certamen, en el que se concentran las mayores espectativas industriales del cine mundial que se presenta en Europa.

Que Gian María Volonté gane el premio de interpretación por La muerte de Mario Ricci, de Claude Goretta, cuando su trabajo en esta película queda disminuido ante el recuerdo de cualquier anterior actuación suya, o que la actriz alemana Hanna Schygulla reciba el premio de interpretación femenina por Historia de Piera, de Marco Ferreri, cuando en la versión proyectada en Cannes estaba doblada al italiano, son claros y torpes recursos del jurado para citar las películas más destacadas en el festival, por la pasión o la polémica, pero sin atreverse a decirlo claramente.

La mayor decepción, sin embargo, está en la concesión de los premios importantes. La Palma de Oro ha recaído en el filme japonés La balada de Narayama, de Shohei Imamura, que interesó el día de su proyección pero levantando los más encendidos comentarios entre un público adicto al cine tierno, fue destacada por muchos críticos con entusiasmo, pero sin valorarla luego entre las mejor situadas.

Un mensaje de amor a la vida

Destacaban su belleza plástica, su mensaje de amor a la vida y su sensibilidad para no renunciar a la negrura con que narraba el abandono de los ancianos en una alta montaña para que aguarden en soledad el fin de sus días. Frente a Feliz Navidad Mr. Lawrence, de otro japonés, Nagisa Oshima, la película de Imamura no figuraba entre las candidatas definitivas.De ahí que sea Oshima el mayor perdedor de esta edición del Festival Internacional de Cine de Cannes. Su bien ganado prestigio a lo largo de varios años y la creciente popularidad que le aportaron El imperio de los sentidos y El impeno de la pasión, habían favorecido la expectación. El protagonismo de David Bowie, el cantante de rock, en el reparto de Feliz Navidad Mr. Lawrence, y su presencia personal en el certamen cinematográfico de Cannes estimularon las acciones de Oshima.

La posterior proyección de la película, primera de producción europea en su carrera, si bien no levantó definitivamente el alicaído ambiente del festival, confirmó buena parte de las expectativas. Su crónica de la vida de un campo de concentración en Java, en el que sufren condenas soldados ingleses, es el primer apunte de cine crítico realizado por un japonés sobre su propio país, pero, además, constituye un excelente ejercicio dramático, no tan libre e imaginativo como aquel al que Oshima nos tenía acostumbrados, pero es una película que participa del mismo nervio poético.

El fracaso que Oshima ha tenido ante el jurado es más ofensivo por el escándalo que sea el filme de los Monty Phyton, El sentido de la vida, la que haya obtenido el "gran premio especial del jurado". Si su inclusión en la sección oficial había sido ya incomprensible, la concesión de tal premio irritó a los presentes, que no dudaron en abuchear con fuerza la lectura del acta.

No hay mayor sorpresa en este palmarés, ni se recuerda otro que la haya igualado en desatino, aunque siempre sean discutidos los premios de Cannes, como los premios de cualquier otro festival.

Una injusticia con Víctor Erice

El segundo premio especial que el jurado concede, aunque sin calificarlo de especial, ha sorprendido también, aunque irritado menos. Asunto archivado, del indio Mrinmal Sen, no es mejor película que las no premiadas, pero tiene el encanto de representar el esfuerzo prácticamente aislado de un cineasta que lucha por un cine inteligente en un país donde reina un muy vulgar cine de consumo.Mrinal Sen ya fue miembro del jurado el pasado año y Cannes no desiste de su afán protector y amistoso.

No ha sido, finalmente, una sorpresa, aunque sí una injusticia, que El Sur, de Víctor Erice, haya sido olvidada en la lista de premios. La Prensa francesa ha destacado con grandes titulares la belleza de sus imágenes, su sensibilidad poética, su genio, pero fuera ya del ritmo de los auténticos días del festival. Cuando El Sur se proyectó, ya no quedaba en Cannes más que la mitad de los invitados, y éstos, a su vez, preocupados por discutir las películas ya vistas, sin creer que el último día fuera a cambiar el tono medio del certamen.

Hubiera sido espléndido que Erice obtuviera uno de los premios para estimularle a realizar su siguiente película en un tiempo más breve, pero no puede considerársela perdedora porque apenas ha existido en el festival. Para muchos, El Sur ha quedado como la mejor película de la competición.

La película de Érice, que ha despertado en España una gran expectación, fue estrenada anoche, en dos cines de Madrid.

El estreno, diez años después del extraordinario éxito obtenido: en nuestro país y fuera de él, por El espíritu de la colmena, ha estado precedido por grandes expectativas que en Cannes no han sido subrayadas por el premio.

Los admiradores del cine de Víctor Erice, sin embargo, consideran que en esta segunda entrega de su, filmografía el minucioso realizador ha confirmado su gran sentido creativo afirmado en El espíritu de la colmena.

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