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Reportaje:Argentina, los civiles y el 'bunker' militar / 1

Crecientes divergencias en el seno de la oposición política

Mientras crecían a principios de mes las versiones sobre nuevos golpes militares incubados en grupos de signo reaccionario y continuista (el propio Jose María Dagnino Pastore, que acaba de dimitir como ministro de Economía, se había hecho eco de ellas) se enervaban paralelamente las contradicciones en los partidos, particularmente en los dos mayoritarios: el peronista y el radical. En los casinos de oficiales, tras la rendición fulminante -con rasgos de corrupciones y gestos lesivos al honor militar-, se propagó un estado asambleario acerca del papel y la doctrina nacional y exterior que deben guardar el estamento militar y la nación.Los debates se crisparon con la decisión del comandante en jefe del Ejército, general Cristino Nicolaides, de remover y dispersar en otras guarniciones a seiscientos. oficiales jefes hasta el grado de mayor (comandante) que actuaron -por orden de la disuelta, de hecho, Junta Militar- en la aventura malvinense para que "no conformaran un grupo orgánico". Curiosamente, de esa razia se autoexcluyeron los responsables máximos que en el comando pergeñaron y avalaron aquella operación.

Uno de los propios excluidos de la medida de Nicolaides -campeón de la tesis de "ganar tiempo pactando con los políticos más moderados y afines"-, el jefe del Quinto Cuerpo de Ejército, general Osvaldo García, a cargo del teatro operacional de las Malvinas en Comodoro Rivadavia, solicitó su pase a retiro "por un súbito ataque de vergüenza", según una fuente solvente.

Al asumir en solitario el Ejército de Tierra todo el poder militar instaurado por el sangriento golpe de Estado de 1976 -10.000 civiles muertos, 30.000 detenidos-desaparecidos, entre ellos un centenar de niños, algunos de los cuales tuvieron que nacer en medio de las torturas a sus progenitoras-, la nueva edición del régimen castrense prometió "entregar el Gobierno del país, a más tardar, en marzo de 1984". Para los políticos, incluso los moderados de la Multipartidaria, se trata de la "entrega de un cuerpo vaciado, porque la Junta Militar ya entregó a las multinacionales toda su riqueza".

Golpes y contragolpes

Los dirigentes moderados asisten con alarma a las versiones de golpes y autogolpes que resumen el temor conjunto de la ultraderecha y el ultraliberalismo -militar y civil, local y transnacional- al avance popular. Lo inédito, al menos en los últimos seis años, es que se habla de un grupo minoritario militar que descubre la necesidad, al menos, de un nacionalismo e conómico y revaloriza la actitud de jefes militares pasados a retiro hace años por mantener ese criterio. Se resalta con simpatía a los extintos generales Enrique Mosconi (creador del ente estatal petrolero), Manuel Savio (creador de la infraestructura siderúrgica) y Carlos Rosas (quien apoyara la movilización masiva que impidió en 1965 que el general Juan Carlos Onganía prosperara en su intención de enviar tropas a Santo Domingo por requerimiento norteamericano).

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Entre los jefes militares vivos, la simpatía se vuelca hacia el demócrata general. Jorge Leal, actualmente quizá el único héroe castrense verdadero, quien por la misma época conquistara por vía terrestre el Polo Sur, consolidando así la presencia de las bases permanentes argentinas en la Antártida. Leal padeció en los últimos años sistemáticos castigos y arrestos de varios comandantes en jefe por no claudicar en su contestación a la política antinacional del régimen castrense.

Cinco fuerzas políticas se suman en la Multipartidaria: el peronismo o Partido Justicialista -cuya titularidad corresponde, teóricamente, a la ex presidenta María Estela Martínez de Perán, quién está inhabilitada para actuar en política-, la Unión Cívica Radical, el progresista Partido Intransigente, la Democracia Cristiana y el Movimiento de Integración y Desarrollo. Sin embargo, en Buenos Aires -casi la mitad de la población del país-, el conglomerado político se extiende, a través de una interpartidária, al Partido Comunista y a partidos de izquierda reforniÍsta.

En la fuerza mayor, el peronismo va y se superpone históricamente, a veces de modo antagónico, desde la guerrilla de los Montoneros hasta la ultraderecha del ex policía José López Rega. La fracción de la dirección sindical partidaria del diálogo con los militares -y por ello fuertemente recusada-, apoya como candidato presidencial al ex ministro del Interior Angel Robledo. Sin embargo, predomina en ese movimiento la presencia popular, cada vez más radicalizada.

Convergencias y disidencias

Lo esencial, más que la enumeración de las siglas, es el repertorio de coincidencias y contradicciones distintivas que bullen -hasta el grado en algunos casos de hervor- en ese pentágono de partidos que, sumados a la izquierda tradicional, consiguieron en 1973 un 85% de los sufragios.

Entre las coincidencias más relevantes al interior de la Multipartidaria figuran:

- Una "normalización constitucional que debería concretarse en el plazo más breve posible ( ... ). El pueblo no tolerará finalidades continuistas" castrenses según el Programa de Reconstrucción Nacional de la coalición coyuntural difundido el 23 de junio último.

- En el aspecto económico, quizá el elemento más débil del documento, cuya autoría se imputa al peronista Antonio Cafiero, la reactivación de la actividad productiva general mediante la expansión del consumo", lo que conllevaría una política de aumentos salariales y de reducción de importaciones.

- Pese al común denominador paracentrista o tercerista de la coalición -en cuyo futuro, de haber elecciones, los analistas avizoran un desdoblamiento en por lo menos dos frentes-, el quinteto partidario postula "incorporar genuinamente a Argentina a la lucha contra el imperialismo y el colonialismo independientemente de los centros del poder mundial, con una pertenencia activa al movimiento de países no alineados ( ... ) y una relación universalista con todos los países del mundo".

- "La crisis ha tocado fondo", subraya la advertencia final del documento. "Si los actuales altos mandos militares no advierten estas trágicas circunstancias, el país se dirige inevitablemente hacia una catástrofe ( ... ). El pueblo ha llegado al límite de la tolerancia. Si los cambios implican la continuación del proceso abierto en marzo de 1976 por otras vías y otras figuras, será inevitable la repetición, en progresión geométrica, del estallido ya ocurrido el 30 de marzo", cincuenta horas antes del golpe militar de distracción en las Malvinas.

Empero, fuentes allegadas a la Multipartidaria han informado pormenorizadamente a este observador que los párrafos más avanzados del documento adquirieron carácter oficial, no sin una "lucha dura y fuertes empujones" de los sectores más progresistas del conglomerado, cuyas batallas se libraron previamente, con más denuedo en el radicalismo y el peronismo, "en ese orden".

En el plano de las contradicciones internas, las más ásperas convergen o guardan conexión con el tema crucial de la investigación a fondo o el olvido pactado y concertado del drama de los muertos y desaparecidos en la etapa de guerra contrasubversiva. La posición castrense es taxativa: nada de "revisión de lo actuado" en esa guerra, en la que cayeron millares, de civiles inermes, única batalla que ganaron militarmente las Fuerzas Armadas en los últimos diez años.

El vértigo de la crisis irrumpe por mil bocas volcánicas: Nicolaides se apresura a desmentir el "estado de contestación" de los "niveles inferiores" del Ejército. El líder desarrollista, Arturo Frondizi, propone una candidatura peronista-radical de la Multipartidaria que "congregaría el 80% de los votos". El comandante aéreo Basilio Lami Dozo es cesado por sus brigadieres. Se prevé la dimisión del comandante de la Marinal almirante Jorge Anaya, "en días o semanas".

Ocho millones de argentinos pasan "hambre todos los días", según la central obrera. El rechazo a "los milicos, Washington, Londres y compañía" se convierte en clamor nacional. El obispo de Quilmes, Jorge Novak, da a conocer el Libro del Dolor, 6.000 páginas con fichas de hambre de unas 200.000 personas sólo en su diócesis.

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