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Cataluña y América

"Adeu, oh tu, América, terra furienta / som dèbils per tu...".

Cant del retorn. Joan Maragall, 1899.

Como una evocación y un mensaje a la vez de pasadas, presentes y futuras relaciones entre Cataluña y América, el 12 de octubre, cuando el presidente de la Generalidad se reunió con las autoridades locales al pie del monumento a Cristóbal Colón, en Barcelona, éste se hallaba medio oculto entre andamiajes, presagio de rejuvenecimiento. El monumento a Colón, junto al puerto, es un símbolo que desde nuestra niñez despertaba nuestra admiración y una cierta per

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plejidad. ¿Por qué el monumento más alto de Barcelona estaba dedicado a Cristóbal Colón? ¿Por qué Barcelona tenía el monumento a Colón más importante de España? Con los años hemos ido conociendo un poco de historia. Hace ya mucho tiempo, la lectura de la obra de Salvador de Madariaga contribuyó sustancialmente a ello. Colón se hizo la figura a la vez mítica y familiar que nos acompañó siempre. Y,

cuando éramos jóvenes, el debate suscitado por Luis Ulloa sobre la eventual naturaleza mallorquina o catalana de Colón nos "alegraba las pajarillas", como diría Ortega.

Han pasado años, dictaduras, República, autonomías, guerra civil, franquismo, nueva Monarquía, nueva democracia y nuevas autonomías. Y precisamente esos azares políticos -algunos tan sangrientos- han reavivado la presencia de América en nuestro pensamiento y en nuestra razón cordial. Muchos de nuestros maestros y compañeros, especialmente de la rama de Filosofía, encontraron en América (México, Venezuela, Colombia, Argentina, Chile..., EE UU) una acogida cálida y operativa. Las cátedras de universidades, los mercados de arte, las editoriales, la industria y el comercio, los bancos fueron destino de muchos españoles -yo pienso ahora en los catalanes- que habían compartido con nosotros las esperanzas que nos trajeron los años republicanos. Gregorio Marañón ya había dicho que los exilios solían ser beneficiosos para los españoles obligados reiteradamente a practicarlos: los más radicales se atemperaban, y los más reaccionarios se liberalizaban. No sé sí lo primero se produjo exactamente así en el exilio de 1939. Lo que es indudable es que nuestro pensamiento se posaba en tierras americanas con una mezcla de añoranza y de envidia. Allí murieron entre

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Jordi Maragall es ex director general de Cultura de la Generalidad de Cataluña.

Cataluña y América

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otros Jaume Serra Hunter, Joaquim Xirau, August y Carles Pi i Sunyer, Pere Bósch-Gimpera, Pau Casals, Duran Reynals, Cambó, Margarida Xirgu, Antoni María Sbert..., y allí siguen Ferrater Mora, Eduard Nicol, Ramón Xirau, Joan Roura-Parella, Juan David García Bacca..., y sigo limitándome a mencionar catalanes o, como el último de los nombrados, vinculados a Cataluña. Ahora nos visitan y nos escribimos. Alguna vez les hemos visitado en su propia segunda patria. Sabemos lo que América ha sido para ellos y, lógicamente, sabemos lo que América significa para nosotros. No, no podemos desentendernos. Cataluña tiene a la vez proyección hacia América y recibe noticia de América. Los editores catalanes -el presidente Pujol citó a Carlos Barral entre ellos- saben también mucho de la proyección literaria mundial de Latinoamérica. Los casals catalanes de América tienen vida y reúnen centenares de nuestros amigos. Cantan en el Orfeó Català de México, homenajean a August Pi i Sunyer en Caracas, bailan sardanas, reciben nuestros libros, revistas y periódicos en sus bibliotecas y exponen obras de arte de nuestros artistas. No se ha roto el vínculo que nos une.

En estas condiciones, ¿cómo no hacer nuestra la fecha del descubrimiento? Así lo ha entendido el presidente de la Generalidad, muy honorable Jordi Pujol, cuando en el acto celebrado en el mismo Palau de la Generalidad, en la tarde del 12 de octubre, reanudando una tradición catalana, congregó a autoridades y representantes diplomáticos de países americanos para evocar el descubrimiento y, sobre todo, para confirmar la indiscutible vinculación de Cataluña con América. El Instituto Catalán de Cooperación Iberoamericana contribuyó con su presencia y titularidad a estos actos tan entrañables.

Y sucede que el hecho de que el descubrimiento y la colonización se realizaran en nombre de la corona de Castilla ha producido a veces alguna confusión y ha hecho suponer que la presencia catalana en América había sido de segundo orden. Intencionadamente, la inauguración del curso del Ateneo barcelonés, presidida por Josep Andreu y Abelló, tuvo este, año como conferenciante al conseller adjunt a la Presidencia de la Generalidad, Miquel Coll i Alentorn, ingeniero e historiador, que disertó sobre Catalunya i América. El conferenciante fue desgranando los hechos históricos del descubrimiento y la colonización, en los que la participación catalana fue patente hasta la fecha de 1765, en que Carlos III decretó la libertad de comercio de Barcelona con América. Pero lo que llamaba la atención era la infinidad de gestas anteriores a dicha fecha en las que el protagonismo catalán fue decisivo. Recordó algo tan olvidado como que para organizar política y administrativamente aquellas tierras, Castilla, sin tradición colonizadora, tuvo que acudir al modelo catalán, que sí tenía esta tradición por su expansión en el Mediterráneo.

Pero la relación de acontecimientos que vinculan Cataluña a América llega, como hemos apuntado, hasta nuestros días y justifica no ya sólo el rejuvenecimiento del monumento a Colón, sino la trayectoria política catalana. Es lógico que repitamos aquí algunas de las palabras del presidente Pujol del día 12 de octubre, en el acto oficial que tuvo interés en reanudar después de unos años de interrupción. Habló de las realidades con que tiene que habérselas como presidente de la Generalidad. Citó la inescamoteable realidad catalana, realidad de lengua, de cultura, de conciencia histórica. Y añadió: "... Esta realidad se da en el marco de España, una España que al propio tiempo es una realidad plural y una realidad unida, y que es una realidad pujante, pese a tantas crisis y a tantos problemas, y que, entre otras cosas, lo es porque recoge una tradición enormemente, formidablemente gloriosa". Se refirió después sin entrar en detalles a la necesidad de enlazar con otra realidad que es Europa. Para seguir a continuación: "Tenemos finalmente esta gran -pese a sus problemas, pese a sus miserias, pese a tantas y tantas dificultades con las que se debate-, esta inmensa, esta formidable realidad que es América, y en nuestro caso, de una forma especial, Latinoamérica (...) por su peso en el mundo, por su peso económico, por su peso cultural, por su peso espiritual y además por su futuro. Tardará un poco más, tardará un poco menos, pero es un mundo que se gesta con muchas dificultades, quizá con más lentitud de la que convendría, pero en último término es un gigante que va a jugar en el mundo, por razones económicas culturales y espirituales, un papel absolutamente determinante, eso hay que enlazarlo todo". (...) "Pensemos que tenemos casi al alcance de la mano una gran fecha que es el año 1992. Serán quinientos años del descubrimiento de América. Es una fecha para la cual España -ya sé que lo hace-, y concretamente también Cataluña y esta ciudad de Barcelona, tiene que empezar a prepararse a fondo".

Se refirió todavía a las dificultades de enlazarlo todo y terminó recogiendo unas palabras del cónsul de Ecuador, afirmando que "los hombres de fe y los hombres de corazón, que no saben tantas cosas como los hombres de ciencia, a la hora de la verdad muchas veces aciertan más. Sin despreciar la ciencia ni la técnica, seamos nosotros, en este gran tema de América, de España, de Cataluña también, seamos sobre todo hombres de fe y hombres de corazón".

Y ahora, evocando las palabras del poeta escritas a raíz del desastre de 1899, pensemos que actitudes como la del presidente Pujol, compartidas, estoy seguro, por tantos y tantos catalanes, no sugieren que seamos débiles para enfrentarnos con las relaciones de España y de Cataluña con América. Ya no diríamos: "Adeu, oh tu, América, terra furienta / som débils per tu". Quisiéramos decir que anhelamos compartir su destino complejo pero esperanzado.

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