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La DC italiana urge un consenso entre los partidos del "arco constitucional"

Juan Arias

La dirección de la Democracia Cristiana italiana (DC), cuya reunión concluyó el jueves por la noche, ha resaltado la necesidad de buscar un acuerdo entre los partidos del «arco constitucional» que recoja el espíritu originario de la fase constituyente, que se forjó tras la caída del fascismo al final de la segunda guerra mundial. Otros temas que centraron la discusión en el partido de mayoría relativa fueron la «gobernabilidad» y la crisis de las instituciones en Italia.

La importancia de esta reunión reside en su carácter preparatorio de las reuniones que deben mantener las dos más altas instancias de la DC: la del Consejo Nacional, el próximo día 20, y la Asamblea Nacional del Partido, a partir del 2 de abril.Todos los observadores están de acuerdo en que se trata de fechas decisivas para un partido que hoy mantiene aún la mayoría relativa y que lleva en el poder más de treinta años, pero que quizá atraviesa la mayor crisis de su historia. Precisamente por eso, como en otros momentos críticos, también esta vez el partido ha encontrado, paradójicamente, una «unanimidad», que los comentaristas aseguran que es sólo un modo de enmascarar su intrínseca debilidad.

El informe del secretario nacional democristiano, Flaminio Piccoli, fue aprobado por unanimidad, aunque estuvieron ausentes dos de sus más destacados dirigentes: Giulio Andreoti y Amintore Fanfani.

La dirección democristiana estuvo de acuerdo sobre la necesidad, hoy más que nunca, de «buscar un acuerdo entre todos los partidos que forman el arco constitucional para mantener fidelidad al espíritu que marcó la fase constituyente tras la caída del fascismo».

Como siempre, la Democracia Cristiana ha reafirmado que nadie puede pretender quitarle el papel central que le ha dado el electorado en las urnas y que, por tanto, son los otros partidos quienes tienen que pactar con ella. Pero se advierte al, mismo tiempo que empieza a prepararse a perder su identidad con el Estado y a la posibilidad de no seguir eternamente en el poder de Gobierno.

Propuesta Visentini

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A esto se ha debido que el secretario nacional, Piccoli, se haya manifestado, y con él toda la dirección, más bien posibilistas con relación a la polémica «propuesta Visentini », es decir, la idea lanzada hace unos meses por el presidente del Partido Republicano, que lanza la hipótesis de un cambio radical de Gobierno en Italia a base de un Gabinete formado al margen de las intrigas internas de los partidos y constituido por expertos, no necesariamente fuera de los partidos.Según Bruno Visentini, el presidente de la República debería nombrar al presidente del Gobierno, y éste, sin pactar con los partidos, y menos con los grupos internos de éstos, presentar un programa al Parlamento. Si éste fuera aprobado por las fuerzas políticas, entonces podría formar su Gabinete, pero con total libertad en lo que se refiere a las personas, que podrán ser «de cualquier partido», lógicamente incluso del Partido Comunista o incluso gente que no ha militado en ninguna formación política, pero que tengan el reconocimiento político de su capacidad.

Todo esto, según Visentini, sería para dar mayor credibilidad al Gobierno, ya que hoy la opinión pública juzga que los Gobiernos se forman no con las personas más competentes y más «limpias», sino con las designadas en el sutil laboratorio de los grupos de presión de cada partido, razón por la cual acaban barajándose siempre los mismos nombres, que sólo cambian de cartera.

Se trata, según algunos observadores, de una propuesta que necesitaría previamente una reforma constitucional. Visentini afirma, al contrario, que se trata más bien de volver a la Constitución, ya que actualmente los partidos han robado al Parlamento gran parte de su poder original.

La Democracia Cristiana, que teme la llegada a la presidencia del Gobierno de los socialistas y, por otra parte, no quiere la entrada de los comunistas en el Gobierno, ha dicho, con gran «diplomacia vaticana», que comparte el análisis que hace Visentini de la situación de crisis de credibilidad en los partidos históricos, pero que su idea no puede ser aceptada «como forma de gobierno».

La DC ha vuelto a afirmar que la democracia y la libertad del país dependen hoy de su papel dirigente. Los socialistas han afirmado, sin embargo, que ha llegado la hora del relevo, del cambio de poder en el Gobierno. Quieren la presidencia del Gobierno.

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