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Berlinguer califica de "absurda" la política internacional de Moscú

El contraataque del líder comunista italiano, Enrico Berlinguer, contra la Unión Soviética colocó ayer las relaciones entre el eurocomunismo italiano y Moscú en el más frío momento de la historia.

Cuando todavía se desarrollaba el 26º Congreso del PCUS, con su clima de exaltación prosovietica, Berlinguer declaró desde Italia: «La política soviética hacia Afganistán y Polonia es, para nosotros, incomprensible y absurda».

Antes había condenado el llamado caso Pajetta, que ha puesto en evidencia con más claridad que nunca el momento difícil de las relaciones entre los comunistas italianos y soviéticos.

Giancarlo Pajetta, jefe de la delegación italiana en el congreso de Moscú, no pudo hablar en la tribuna principal y sólo se le permitió hacerlo en el palacio de los sindicatos. Después, su discurso tardó tres días en ser reproducido por el órgano oficial soviético, Pravda.

El cisma italiano no es nuevo, pero sí es nueva la publicidad que, por vez primera en la historia, se da al enfrentamiento político e ideológico que separa al más fuerte partido comunista del mundo (el ruso) y al más fuerte del mundo occidental (el italiano).

La amenaza de invasión a Varsovia, tras el nacimiento del movimiento sindical de Lech Walesa, parecía haber alcanzado la máxima cota posible de condena sin ruptura.

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Berlinguer calificó claramente de absurda la política del Kremlin con respecto a Polonia, y juzgó al movimiento sindical polaco como «surgido del seno de la clase obrera».

Walesa vino a Roma a principios de 1981 y los sindicatos italianos confederados, en el que dominan los comunistas, le recibieron como héroe.

La irritación de Moscú llegó a extremos no sospechados, hasta el punto de enviar a los dirigentes italianos una carta -reprimenda que fue publicada por el semanario italiano Panorama, en el mes de febrero, elevando todavía más grados el termómetro de la crisis.

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