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La extrema derecha italiana acusa a la DC de estar implicada en el "escándalo del petróleo"

Juan Arias

El primer Gobierno formado por Arnaldo Forlani, integrado por democristianos, republicanos, socialistas y socialdemócratas, recibió ayer el espaldarazo final al obtener, con una amplia mayoría, el voto de confianza del Senado. El nuevo Gabinete, que goza de una amplia base parlamentaria, nace, sin embargo, con dos taras que amenazan su estabilidad: las acusaciones formuladas por el líder socialista, Bettino Craxi., coritra el Vaticano y el episcopado por sus injerencias en los asuntos del Estado italiano y el «escándalo del petróleo» que ha costado al fisco italiano 2.300 millones de dólares (161.000 millones de pesetas).

Durante el debate de investidura del Gobierno, el senador d,e extrema derecha Giorgio Pisani, director de la revista Candido, acusó públicamente a Antonio Bisaglia, actual ministro de Industria y uno de los principales dirigentes de la Democracia Cristiana, de ser uno de los responsables del famoso «escándalo del petróleo» que permitió a algunos partidos políticos enriquecerse, en detrimento del fisco.Es más, el senador neofascista acusó también al grupo político del difunto presidente de la Democracia Cristiana, Aldo Moro de haber alimentado sus arcas cciri dinero procedente de las importaciones de crudos, que debería haber sido ingresado en el Tesoro público.

Estas acusaciones pronocaron un enorme revuelo en el Senado. El secretario general de la Democracia Cristiana, Flaminio Piccoli, replicó a Pisan¡ acusándole a su vez de «querer ensuciar una figura que honra, no sólo a los democristianos, sino a todos los demócratas italianos».

Bisaglia, por su parte, no se limitó a desmentir categóricamente a Pisani, sino que anunció inmediatamente una querella judicial contra el senador neofascista que gritaba: «Tengo las pruebas, o el ministro se retracta o dimite».

Sospechosos cheques

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Lo cierto es que ya varios periódicos aludían ayer a sospechosos cheques bancarios a nombre del brazo derecho de Moro, Sereno Freato, de la secretaria Fiersc,nal del difunto presidente y de los subsecretarios socialistas Miría Magnani Noya y Glu,;eppe de Vagno, firmados por el famoso magnate del petróleo Bruno Muselli.

La parlamentaria socialista Magnani Noya aclaró en seguida que el dinero recibido por ella procedía de los honorarios cobrados por trabajos efectuados Fiara N/lusselli a través de su bufete. ya que la diputada socialista es abogada. Pero el escándalo figura ya en la primera página de todos los diarios. El hombre de la calle se pregunta por qué ha estallado justamente ahora. Para responder a la pregunta se formulan varias hipótesis sobre las luchas intestinas que se desarrollan a varios niveles, en los principales partidos. Izquierda y derecha están enfrentadas en el seno de la Democracia Cristiana. Dentro del Partido Socialista se prepara activamente la «unificación de la izquierda» contra Craxi. Hasta en el mismo partido comunista surgen voces que piden la sustitución de Berlinguer. Por otra parte, republicanos y liberales se disponen a firmar un pacto unitario que daría paso, después de cuarenta años de separación, a la creación de un «área laica-liberal».

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