"El vino, trago a trago", nuevo libro de Xavier Donmingo
La integración de España en la Comunidad Económica Europea no preocupa sólo a los políticos, a los economistas y a los empresarios de este país, sino que tiene profundamente conturbados a los que desearían que el vino nacional estuviera al nivel que se merece cuando ese ingreso sea efectivo. Xavier Domingo, periodista, catador de vinos y gourmet, ha escrito un libro, El vino, trago a trago, en el que se expresa esa inquietud precomunitaria. El libro ofrece las bases para el nacimiento de un nuevo estilo del vino nacional, que se produciría alimentado por una sensibilidad distinta, y, sobre todo, porque la «nueva cocina» nos obliga a beber de manera distinta.
Con la cata y libación de una seleccionada muestra d e caldos del país se presentó, el martes pasado, en un restaurante madrileño, el último libro de Xavier Domingo., El vino, trago a trago, una de las novedades en literatura gastronómica de la Feria del Libro, editado por Dédalo en su colección Textos Lúdicos de Pantagruel.«El libro de Xavier Domingo es la expresión del nuevo espíritu del vino que nosotros propugnamos», afirmó en el acto de presentación José Peñín, miembro del Club de Selección de Vinos (CLUVE), asociación que se erige en árbitro y conciencia de la producción vinícola nacional. «A diferencia de la mayor parte de la bibliografía que existe sobre el tema, realizada por encargo de las editoriales, este libro está escrito por un consumidor que es además escritor y periodista. Por eso encontramos en él un lenguaje distinto, libre de los habituales triunfalismos y expresiones líricas que se prodigan cuando se habla del vino español».
«Por otra parte, Xavier Domingo rompe en su libro la imagen de ese tradicional vino español, fuerte y alcohólico, para proponer un nuevo tipo de caldo que, en general, no se vende en las tiendas y está elaborado cuidadosamente, de acuerdo con las técnicas más modernas de la enología en bodegas pequeñas», añadió el señor Penín.
Los vinos de la Rioja, del Bierzo, del Ampurdán, de Mallorca, Priorato y Valdepeñas que se ofrecieron a los asistentes al acto son exponentes de ese nuevo estilo del vino en consonancia con «las comidas que las necesidades han impuesto y que los adalides de la nueva cocina han elevado a un nivel gastronómico», escribe Xavier Domingo en su libro. «Es decir, una ctcina ligera con niveles de acción reducidos y productos de temporada».
La etiqueta Colmenar 1979 de un vino embotellado en febrero de 1980, cosechado y elaborado en Colmenar de Oreja, provincia de Madrid, por Jesús Díaz e hijos, es uno de los recomendados por el autor como modelo de vino del futuro.
La necesidad de superar el atraso de la industria vitivinícola española con respecto a estos países europeos es la idea central del texto de Xavier Domingo, quien expresa a menudo su preocupación por la supervivencia de ésta ante la posible integración de España en la CEE.
Nuestro país es el primero del mundo en cuanto a extensión de tierras dedicadas al cultivo de la vid, el tercero en producción de vino y el quinto en el orden al consumo por habitante y año. «La considerable desproporción entre la cantidad de tierras que aramos para cultivar viñas y la de vino que producimos, vino, en su mayor parte, de baja calidad y apto para el coupage, se deben, en líneas generales, a una pésima selección de las cepas cultivadas y a métodos de cultivo en exceso tradicionales», escribe Xavier Domingo.
«Todas las curdas que he cogido en mi vida, que han sido muchas, han sido de vinos malos; el buen vino no emborracha», comentaba en la presentación Xavier Domingo, bebedor de fondo, que ingiere tres litros diarios de vino. «Los tomo embotellados, bien encorchados y de bajo grado, once es lo ideal, de doce a trece a lo sumo».
A lo largo de unas doscientas páginas salpicadas de ilustraciones alusivas a Enrique Picazo, Xavier Domingo recorre su vino-crucis particular en veintiocho estaciones o capítulos: consejos para comprarlo, para emplearlo en la cocina y combinarlo en las comidas. Sigue su viaje por los vinos del país -de aperitivo, blancos, tintos, rosados, rancios y dulces-, y termina con algunas consideraciones en torno a los vinos de altura que se sirven en los aviones.
