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Reportaje:

Un ataque nuclear soviético contra cuatro bases españolas afectaría a más de cinco millones de personas

Cuando estalla una bomba nuclear se libera una enorme cantidad de energía de forma instantánea, y todo su contenido se transforma en una bola blanca de gas caliente que se expande rápidamente a una temperatura tan alta como la del Sol. A partir de esta «bola de fuego», una onda de luz y calor muy intensa es radiada en todas direcciones. Los materiales de la bola son de gran radiactividad. La bola se expande y enfría, produciendo así una poderosa onda expansiva. Y como el enfriamiento continúa, se hincha hacia arriba, alcanzando alturas de varios miles de metros, tomando forma de un inmenso hongo. Todo, en menos de un segundo.Suponiendo la explosión de una bomba de veinticinco megatones, el efecto de las radiaciones térmicas, que se desplazan en línea recta a la velocidad de la luz, matarían por quemaduras a aquellos que se encontraran a una distancia de veintiún kilómetros o menos del punto de impacto. Dentro del diámetro de los 32 kilómetros, las quemaduras serían de tercer grado; de segundo grado, entre los treinta y cuarenta kilómetros, y de primer grado, dentro de un radio de cincuenta kilómetros.

Por otra parte, debido a la intensa radiación térmica, muchos materiales entran en combustión, incluso aquellos que normalmente no muestran signos de ser afectados por el calor. La zona donde tienen lugar los incendios más importantes está dentro de un diámetro que oscila ..entre los diez y veinticinco kilómetros, teniendo como límite más o menos los cuarenta kilómetros.

La expansión de los gases calientes, en la «bola de fuego», da lugar a una onda de presión que se mueve a través del aire que la rodea a una velocidad muy aproximada a la del sonido (335,3 metros por segundo), sin importar el poder explosivo de la bomba.

El «frente de la onda» crece progresivamente y en una distancia muy corta adquiere la forma de una pared de aire muy comprimida. Esta «pared» es seguida por una disminución de la presión, y luego por un efecto de succión de intensidad menor que la fase anterior de presión (es de alrededor de un tercio), pero permanece un tiempo mayor (más del doble).

Asociado con este aumento de presión hay un viento muy fuerte, persistente, que sopla en la dirección en que se mueve la onda expansiva, y que cambia de dirección cuando llega la fase de succión. Este fenómeno dura aproximadamente siete segundos y medio a una distancia de un kilómetro y medio del punto de impacto -para una bomba de veinticinco megatones-, y alrededor de los once segundos, a los tres kilómetros.

Como es de esperar, los efectos sobre los edificios son importantísimos, ya que en un círculo de veintiún kilómetros de radio (350 kilómetros cuadrados de superficie) la destrucción es total. Los daños son irreparables en un diámetro de 32 kilómetros (ochocientos kilómetros cuadrados); entre severos y moderados, en 68 kilómetros (3.600 kilómetros cuadrados), para hacerse leves dentro de los 106 kilómetros (unos 8.800 kilómetros cuadrados). Esto quiere decir que la explosión de una bomba de veinticinco megatones sería capaz de producir daños en una superficie similar a la de Almería, Avila, Barcelona, Cádiz, La Coruña, Madrid, Málaga, Palencia o Valladolid o la de Alava, Vizcaya y Guipúzcoa juntas.

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En cuanto al cráter producido por una explosión de este.tipo, tendría unos seis kilómetros de diámetro. Las calles permanecerían libres, aunque con vidrios y tejas rotas en la zona limitada por los círculos de 86 y 56 kilómetros; seria difícil andar entre los 56 y veintidós kilómetros de diámetro, debido al aumento creciente de escombros. Finalmente, las calles estarán bloqueadas en un diámetro que oscila entre los veintidós y los dieciséis kilómetros.

El "flash gamma"

El material de la «bola de fuego» es altamente radiactivo, emitiendo rayos alfa, beta, gamma y neutrones.Las partículas alfa y beta contibuyen muy poco corno causantes de daños. Los neutrones son peligrosos. Se trata de partículas sin carga, muy penetrantes, pero su emisión es corta, de sólo unos pocos minutos en la explosión de una bomba de veinticinco megatones, pudiendo producir en los organismos vivientes ionización indirecta (por colisión con los núcleos de átomos ligeros).

El peligro principal, sin duda, es la radiación gamma inicial, lo que se conoce con el nombre de flash gamma. Estos rayos son similares en su naturaleza a los «X», aunque algo menos persistentes que éstos. Pueden penetrar a través de las pa redes de los edificios, aunque sean de un espesor considerable, pero su intensidad se reduce de forma directamente proporcional a la densidad del material. La ropa de uso corriente no sirve para mitigar los efectos de esta radiación, aunque la intensidad se reduce a aproxima damente la mitad si la persona se coloca detrás de un muro de cemento de ocho centímetros de es pesor, a la cuarta parte, si el muro es de quince centímetros; a la décima parte, si es de veintitrés centímetros, y a la vigésima, si es de treinta centímetros. En el caso de la explosión de una bomba de veinticinco megatones, se tendrá el 50% de las probabilidades de sobrevivir dentro de un circulo de doce kilómetros de diámetro.

La radiación, dadas sus propiedades de ionización, produce cambios quimicos capaces de destruir las células y órganos. Toda célula viviente tiene un poder de autorreproducción por el proceso de subdivisión, de forma continua, y este proceso será interferido por la acción ionizante de la radiación. De esta forma, si el número de células dañadas es grande, no podrá lograrse la multiplicación, apareciendo los síntomas caracteristicos de pérdida de cabello y apetito, dolores de garganta, palidez, coágulos de sangre bajo la piel, vómitos, diarrea, hemorragias nasales, fiebre y adelgazamiento.

Contaminación atómica

Fuera del área directamente afectada por la explosión atómica tiene lugar una caída de partículas, según la dirección de los vientos que en ese momento predominen. En estas zonas, los materiales radiactivos pueden penetrar en el cuerpo al respirar en un ambiente e contenga polvo contaminado, por ingerir comida o beber agua contaminada. También, por la entrada del polvo contaminado a través de una herida o rozadura.La zona contaminada es muy difícil de determinar a priori, ya que depende de la altura alcanzada por el «hongo», de que la explosión haya sido en el aire, en contacto con el suelo o subterránea y, principalmente, del viento, que varía considerablemente, no sólo con la altura, sino también en el tiempo y en el espacio. Una idea puede darla una prueba termonuclear en el Pacífico de una potencia de alrededor de los catorce megatones. La contaminación tuvo una forma alargada, similar a un cigarro, con una extensión de unos 350 kilómetros y un ancho variable de más de 65 kilómetros. La radiación detectada fue del 10% de la dosis mortal a los 305 kilómetros; el 50% de la dosis mortal fue detectado a los 260 kilómetros, mientras que a los 225 kilómetros hubiera muerto cualquier persona que permaneciera 36 horas al aire libre.

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