"Los que cuentan en la crítica son los que se aventuran"

El crítico de arte Eduardo Westerdahl dijo ayer, en una conferencia que pronunció en la Fundación Juan March, en Madrid, que «los críticos de arte han acertado algunas veces, pero se han equivocado muchas. En cualquier caso», señaló, «los que cuentan en la crítica son, naturalmente, los enrolados en la aventura». El señor Westerdahl habló sobre Crítica y proyecto del arte contemporáneo en el acto inaugural de una exposición de diez becarios de la mencionada fundación. La muestra consta de 32 obras, realizadas durante los últimos dos años por artistas que han recibido ayuda de la March. Permanecerá abierta hasta el próximo 6 de enero de 1980. Los artistas que exponen son Elena Asins, Luis Canelo, Xavier Grau, David Lechuga, Ramón Molina, Sinforosa Morales, Antonio Muntadas-Prim, Javier Pereda, Carmen Planes y Zush.En su conferencia, Eduardo Westerdahl trató de responderse a la cuestión de qué es y quién es un crítico de arte. «Un crítico es simplemente una persona que opina, que escribe y que puede salvarse si se unen en él una sensibilidad despierta, un conocimiento histórico evolutivo, un acuerdo con su tiempo. »

El análisis de Eduardo Westerdahl tuvo un doble sentido: estudió el papel del arte y el de la crítica que se le enfrenta. «El arte ha engañado tanto a la crítica», dijo, «que la critica no puede extrañarse ya ante cualquier manifestación absurda o sorprendente. Hemos llegado a darle categoría a la obra mal hecha, dentro de principios automáticos o surreales. La estética, o lo que entendíamos por sus reglas, por su estatuto, ya no nos sirve: los juicios sobre lo bello y lo feo, sobre lo agradable o desagradable ya nonos sirven».

Ante esa situación, añadió el crítico, sólo quedan dos recursos: «comprender la obra o al menos intentar comprenderla, observar las razones de su propuesta. O sentirla, establecer una comunicación. La primera actitud comprensiva sería la de un observador intelectual. La segunda actitud seria una actitud poética, una actitud sencilla». En cualquier caso, el señor Westerdahl aconsejó prudencia y, de algún modo, generosidad ante la aparición de las tendencias. El impresionismo, el surrealismo -del que el conferenciante fue protagonista, como fundador de la revista Gaceta de Arte, en Canarias, en directa conexión con André Breton-, el expresionismo, el informalismo, etcétera, han sufrido ante la crítica una actitud que el devenir histórico ha probado como errónea.

Por esta razón, el señor Westerdahl opina que «los que cuentan en la crítica son, naturalmente, los enrolados en la aventura», los que hicieron que lo que fue vanguardia en su momento pase al inventario histórico. Es una consecuencia del hecho según el cual una crítica apasionada tiene un comportamiento positivo hacia el espíritu del artista. «La crítica ciertamente pasa a ser parcial, y esta fusión de intereses entre artista y critica ayuda a esclarecer una tendencia determinada.»

A pesar de que siguen existiendo los que se aventuran, otactualmente el crítico de arte es más sagaz y pisa con precaución un terreno que sabe que es movedizo, por las experiencias anteriores. Pero hay que tener cuidado, pues aparecen nuevos movimientos que la crítica engloba en la muerte del arte por salirse de unos criterios que dentro de la modernidad han pasado a ser clásicos. Nada parece asombramos ya, y esto puede significar la muerte de nuestro espíritu».

Eduardo Westerdahl no cree en la muerte del arte. «Cuando se dice que el arte ha muerto o que las vanguardias han muerto, tal juicio me parece de una gran miopía histórica, creyéndonos, envanecidos, cúspide de las edades. »