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Reportaje:Tercer trimestre: coyuntura económica

Una economía sin pacto

La economía española configura desde mediados de 1975 una evolución cíclica peculiar en relación con la experiencia precedente. Aunque nunca es sencillo situar en el -tiempo los puntos de giro en la actividad económica general, no parece aventurado afirmar que en algún momento del segundo semestre de 1975 el ciclo económico precedente quedó cerrado. A partir de entonces los diversos indicadores comenzaron a perfilar una evolución que por aquellas fechas bien podía interpretarse como el inicio ,consumo. El índice de inversión de la nueva recuperación. Desde el punto de vista de la demanda interior el consumo se configuraba como el inicial motor impulsor de acuerdo con la más tradicional explicación de la evolución de los ciclos en teoría económica. Sin embargo, transcurridos ya más de dos años desde entonces, el m pulso ascendente no ha llegado a afianzarse en ningún momento de su incierto desarrollo. Desde la primavera la economía española se ha s adentrado en la senda del retroceso, de tal forma que su perfil dibujado desde la segunda mitad de 1975 un miniciclo de reducidísima amplitud caracterizado por un rasgo definitorio básico que lo diferencia a netamente de ciclos precedentes: el mecanismo del acelerador no entró en funcionamiento en ningún momento.La demanda interna de consumo, junto a las exportaciones, fue así el motor de un desarrollo que, precisamente por ello, hubo de ser marcadamente irregular ante las inevitables oscilaciones en el poder adquisitivo de unas rentas nominales en reñida competición con la marcha de los precios. Dado el inexorable curso del proceso inflacionista, los evidentes síntomas de agotamiento del consumo desde la primavera no son sorprendentes. Calificar de sombrío el panorama económico español al cierre de 1977 no es catastrofismo alarmista. Así, la actividad productiva, que continuó creciendo durante el primer trimestre del año, está registrando descensos absolutos en el segundo semestre. La encuesta de opiniones empresariales evidencia un continuo deterioro generalizado que se extiende a todos los sectores productivos, incluido el consumo en su componente de bienes de equipo como en el índice de edificación y construcción, con lo que la inversión productiva volverá a ser negativa por tercer año consecutivo. Paralelamente, las cifras de paro estimado crecen mes a mes de forma casi ininterrumpida pese aIgunas oscilaciones erráticas no significativas. La encuesta de población activa confirma la grave situación del. mercado de trabajo, pues la ligerísima contención observada en la tasa de paro en las cifras del segundo trimestre del año o es sino el inevitable resultado el fuerte descenso en la tasa de actividad de la población potencialmente activa, debido al efecto disuasorio provocado por el endurecimiento de¡ mercado.

Inflación y balanza de pagos

Sobre un panorama tan poco alentador se superpone un desarrollo inflacionista sin precedentes. El índice del coste de la vida creció en el período enero-octubre un 24% sobre igual período del año anterior, crecimiento jalonado además en su evolución temporal por bruscas oscilaciones que agravan las incertidumbres derivadas del proceso y distorsionan el papel de los precios. como indicadores. en la asignación de recursos. Sólo la favorable evolución del sector exterior, consecuencia de los beneficios aunque previsiblemente transitorios efectos de la devaluación de julio, aclara algo el cuadro. Según la Dirección General de Aduanas, durante los diez primeros meses del año el déficit comercial fue de.6.594,6 millones de dólares, unos 730 millones menos que en igual período del año anterior. Según las cifras del Registro de Caja del Banco de España, el superávit de la Balanza de Servicios en el período enero-septiembre fue de 2.201,3 millones de dólares, lo que supone un incremento del.32% respecto a igual período de 1976. Aunque la balanza de transferencias empeoró ligeramente, el saldo por invisibles evolucionó en conjunto muy favorablemente en 1977. Sin embargo, y a pesar de todo, el déficit por cuenta corriente previsto para todo el año se situará en tomo a los 3.000 millones de dólares.

Precios y beneficios

La elocuencia de cifras tan llamativas no basta, sin embargo, para asegurar la unanimidad ni en el diagnósticos ni en la terapéutica porque en las posiciones enfrentadas se mezclan análisis teóricos con posiciones políticas y juicios éticos. Y, sin embargo, hay algunos aspectos en la situación económica actual cuya validez es independiente de las poco confortables consecuencias sociales que de ellos se derivan. Así, parece claro que. hay que devolver a los precios su papel, básico en una economía de mercado, de indicadores eficiente, en la asignación de recursos, pape totalmente desvirtuado por e inestable desarrollo de su evolución. Y hay que reponer la tasa de beneficio como única vía posible en una economía. capitalista, de superar el retraimiento inversor agravado en el caso español por una espiral precios-costes que re fuerza las incertidumbres que con figurae los animal spirits nacionales. En definitiva, hay que doblegar la inflación. Y para ello no se ha descubierto todavía ningún mecanismo que no implique una con tención de la demanda en términos reales. En el caso español, con un sector público de reducida importancia cuantitativa y un sector ex terior siempre amenazante ello significa frenar el consumo real, lo que implica que el poder adquisitivo de las rentas salariales ha de disminuir bien por contención de las rentas nominales de los empleados, bien aumentando el número de parados si la deflación .se provoca por la vía de las restricciones monetarias.El segundo camino sería socialmente más costoso, pero en todo caso el peso del ajuste siempre recaerá sobre los asalariados, lo que, entrando en el terreno de los juicios éticos, es notoriamente injusto en un país con una muy desigual distribución de su renta. Sin embargo, y por irritante que ello resulte, no hay alternativa, y ninguna persona o partido político puede argumentar que dispone de un plan de recambio mejor, que sea aplicable en el contexto de¡ sistema económico vigente, en una economía de mercado y con las limitaciones derivadas de los condicionantes institucionales y políticos propios de la España actual.

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