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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Origen y desarrollo del feudalismo

Pasados apenas cuatro meses desde la aparición de la edición española del libro de Duby, ha sido necesario ofrecer a los lectores la segunda edición de la obra. Cabe preguntarse por qué.No es difícil dar una respuesta. En esta obra de G. Duby el lector encuentra una explicación al apasionante problema de la formación de la sociedad feudal. Esa explicación se ofrece, además, sin el aparato erudito que habitualmente hace enojosa la lectura de temas históricos.

Aclaremos ya nuestro punto de vista al respecto: G. Duby, claro está, lo comparte, su libro es la prueba.

No existe la «historia aséptica» (ni la historia, ni las otras ciencias humanas), no existe «la historia erudita», fría y destinada a mostrar, a describir, separada de una problemática, de una ideología. Quienes dicen practicar esta histo ria se enganan a sí mismos.

Georges Duby

Guerreros campesinos. Desarrolloinicial de la economía europea (500-1.200) Siglo XXI de España. Editores, SA 1976

La historia debe ofrecer una explicación, dar una respuesta a una problemática. G. Duby lo sabe, lo hace.

Síntesis

Llama él a este libro: ensayo. Diríamos mejor que es una síntesis reflexiva construida sobre la base de un enorme conocimiento del tema, de una impresionante erudición (de la que puede prescindir en la hora de la reflexión).Ya en la primera página G. Duby ubica los términos de la problemática que abordará. Más que una historia económica quiere reflexionar sobre una evolución muy amplia, cuyo mecanismo intenta poner en descubierto. Lo hará además a partir del terreno que mejor conoce: la historia del mundo rural francés. Sin embargo, el área geográfica que en realidad abarca su estudio es la que cubrió «el cristianismo de rito latino», por lo que queda incorporada la que llama «Europa salvaje»; la germano-eslava, que se identifica con la dominada por los «bárbaros», zona de inmadurez, de juventud, de acceso progresivo a las formas superiores de la civilización. A ella se enfrenta otra zona de incultura (concepto que se opone al desarro llo de las áreas dominadas por Bizancio y el Islam), la dominada por la decrepitud, en la que acaban de degradarse las supervivencias de la civilización romana, la zona mediterránea.

Entre ambas, entre esos dos mundos, se sitúa la zona formada por la cuenca parisiense las orillas del canal de la Mancha, Borgoña, Alemania y Baviera, «en la que se da más activamente que en otraspartes el contacto entre las fuerzas jóvenes de la barbarie y los restos del romanismo».

También aclara el autor que para comprender la sociedad de los primeros siglos medievales, sobre todo cuando se refiere a la zona de mayor barbarie, son menos útiles los conocimientos y las técnicas de la economía que los que brindan actualmente las reflexiones de los etnólogos y la arqueología.

Tres partes

La obra se divide en tres partes: La primera, llamada Las bases (siglos VII y VIII); la segunda, Los beneficios de la guerra (siglos X-mediados del XI); la tercera, Las conquistas campesinas (mediados del siglo XI-fines del XIl).Son tres etapas que jalonan la estructuración de la sociedad feudal hasta llegar al momento de su mayor despliegue, de su «despegue» (fines del siglo XII), como la llama Duby utilizando la expresión rostowiana.

La primera época, de contracion económica, retracción demográfica, etcétera, es en la que tienen lugar dos procesos particularmente importantes -agreguemos que poco conocidos y escasamente estudiados-: el de la transformación de la esclavitud, como sistema económico-social, en lo que puede llamarse pre-servidumbre. Duby destaca al respecto la importancia que tuvo la radicación del esclavo en una parcela conjuntamente con el reconocimiento del derecho de tener una familia (forma a través de la cual los terratenientes se aseguraban la mano de obra).

El segundo proceso, paralelo y a la vez imbricado con el anterior, es el de la transformación de las estructuras tribales de los pueblos germanos en formas políticas más amplias y en formas sociales más complejas que conllevan, en primer término, a la formación de una aristocracia.

En la formación de este mundo nuevo juegan como agentes primordiales la guerra y el saqueo. Ambos Proveen al mundo feudal en formación de hombres -el comercio más importantes es todavía el de los esclavos- y de riquezas, muebles de tesoros.

Duby destaca con gran acierto la importancia del sistema de intercambio de regalos como primera etapa del desarrollo del comercio, y, en el mismo sentido, la relevancia que tuvo, como consecuencia de la evangelización de los germanos, el abandono de los enterramientos de los grandes guerreros rodeados de sus riquezas, de sus tesoros, costumbre que fue reemplazada por los donativos a la Iglesia. Con ello se logró incorporar importantes cantidades de metales estérilmente sustraídos a la esfera de los bienes temporales.

Para la última época en estudio el motor será otro. Asentadas las fronteras, es decir, la capacidad expansiva de la sociedad en formación, las aristocracias ávidas de lujos, de bienes de todo tipo, acentúan la presión sobre el campesinado productor. De allí los cambios que se logran a partir del siglo XI, que culminarán en lo que el autor llama el «despegue» del siglo XIII. Como toda obra que dice algo, que explica, un problema, ésta incita a pensar, a reflexionar, a discutir. Entendemos que cumple plenamente con lo que el autor se propuso, de allí su enorme interés.

Justamente porque es así no escapamos a la tentación de hacer alguna reflexión nuestra. Nos preguntamos si el hecho de que el autor apoye sus tesis en la historia de la zona franco-alemana, no le lleva a ubicar más tardíamente el proceso de tmnsformación del esclavismo, dado que, visto desde las zonas más romanizadas, dicho proceso aparece como muy anterior.

Por otra parte, en toda la obra historiográfica de Duby se pone el acento en la nobleza laica y en el papel histórico que ella protagonizó.

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