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"Intentamos recuperar la realidad de nuestra Ciencia"

Catedrático de Historia de la Medicina en la Universidad de Valencia, murciano nacido en el pueblo de Mula, con 43 años de edad, José María López Piñero va a dar una serie de conferencias en la Fundación Juan March, durante esta semana y la próxima, bajo el titulo genérico de La ciencia en la sociedad española moderna y contemporánea. Esta conversación persigue anticipar y destacar el objetivo de sus disertaciones, al tiempo que desvelar la importancia de una tarea científica realizada en la sombra y a veces en la imaginación, por ser la historificación de la ciencia una disciplina considerada poco relevante en nuestro panorama universitario.¿Qué persiguen sus investigaciones?

«Recuperar la realidad de nuestra ciencia trabajando con unos supuestos histórico -sociales, estudiar la ciencia como una vertiente de la historia-social, de la historia total de la que habla Pierre Vilar. No nos interesa la historia de las grandes figuras inmortales, ya que es estéril. Y para esto empleamos una metodología que hace años ha sido descubierta.Evidentemente su trabajo es interdisciplinar.

«Al movernos con unos presupuestos de la historia social nuestro campo de trabajo no está delimitado. Para hacer historia de la ciencia necesito una persona que conozca la astronomía, otra la física, por citar algunos ejemplos. En cierta medida estamos realizando una labor de erudición tradicional recopilando documentación y datos archivados y desconocidos, pero enriquecida con las técnicas de la ciencia social y documentación

¿En qué terminos va a tratar el siglo XVI español en sus conferencias de la Fundación Juan March?

«Trato de establecer una relación entre los estratos sociales de la sociedad estamental, integra dos por la nobleza, Iglesia y pueblo llano, relacionarlos con las minorías judías y moriscas, que tienen un peso científico importante, y todo esto con los materiales históricos que hemos investigado sobre progreso científicos. Por ejemplo saber la incidencia de la contrarreforma en su persecución de todo pensamiento caracterizado por la independencia. Asimismo delimitar la dialéctica que existía entre los partidarios de una defensa de la tradición y los renovadores, la conexión de las grandes tendencias culturales con la ciencia, con la actuación de la Monarquía.

Centralismo científico

¿Desde cuándo se margina España de la revolución científica?

«En el siglo XVIII, la ciencia tradicional sufre una crisis total. España atraviesa momentos graves en el terreno social y político Pero el desenlace no es como el de Francia, donde una revolución consolida la nueva estructura social. Aquí se eterniza la rivalidad entre liberales y absolutistas, que como resultados sólo ofrece algunos grupos liberales que se frustran al tratar de llevar adelante un modelo liberal. Existe una permanente dualidad entre la España rural y la industrializada, la feudal y la de nueva planta Esta situación se complica al final del XIX con el advenimiento del proletariado.»

El cambio de dinastía de los Austria a los Borbones ¿determinó un progreso científico?

«La imagen tradicional es que los Borbones traen el conocimiento científico y apoyándose en Feijoo crean la ciencia. La imagen actualizada consiste en que el europeísmo de esta dinastía favorece el movimiento de renovación de la España de Carlos II, pero pagando un precio muy alto que no hay que olvidar, como es la pérdida de personalidad e independencia de los diversos reinos españoles que son unificados bajo una monarquía central. En Valencia esto supone un atraso para la universidad, que deja de ser gestionada desde el municipio para ser dirigida desde Madrid. Existe un texto de Juan de Cabriada, escrito en 1687, con evidentes implicaciones contemporáneas: «Que es lastimosa y aún vergonzosa cosa que, como si fueramos indios, hayamos de ser los últimos en percibir las noticias y luces públicas que ya están esparcidas por toda Europa. Y asimismo que hombres a quienes tocaba saber todo esto se ofendan con la advertencia y se enconen con el desengaño.»

¿La sociedad determina el progreso científico?

«La ciencia trata de explicar la realidad y modificarla. También hay científicos que desarrollan su discurso sin ninguna finalidad inmediata, por ejemplo algunos matemáticos; pero cien años después, su teoría es aplicada. El nacimiento de la física moderna, por el contrario, es resultado de la integración de unas experiencias prácticas y un discurso de la realidad. La revolución científica no es sólo la aplicación tecnológica de unos conocimientos sino también lo contrario. Todo esto es como el cuento del huevo y la gallina. Aquellas sociedades que permiten un desarrollo autónomo de sus actividades en la ciencia alcanzan cotas más altas de progreso. El hecho de que en España la secularización científica del XVII fuese reprimida ha dificultado nuestro desarrollo.

¿Existe un apoyo al desarrollo de la historia de la ciencia en España?

«La investigación y la enseñanza de la historia de la ciencia no han iniciado todavía su institucionalización en nuestro país. En contraste con lo que sucede en el resto del mundo, sus cultivadores españoles se enfrentan constantemente con una serie de barreras y servidumbres que frustran la casi totalidad de los intentos de dedicación profesional.

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