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Entrevista:

La Universidad Internacional de Verano, de Santander, a la búsqueda de sus orígenes

Lo primero que se tropieza el visitante o alumno de la Universidad Menéndez Pelayo, de Santander, son las antiguas caballerizas reales. Unos edificios bajos, de dos pisos, dan albergue a buena parte de residentes que no tienen cabida en el palacio Real, situado en la cumbre de la península, donde están construidos ambos. Las antiguas caballerizas del que fuera palacio Real de verano de Alfonso XIII, presenciaron en el año 1933 la representación de La Barraca, de Federico García Lorca. Aquel verano de 1933 era el primer curso de la universidad veraniega. El actual rector, Francisco Yndurain, fue precisamente alumno de aquel curso. Otros becarios con él: Joaquín Pérez Villanueva, Francisco Ollerza, Ramos, el arquitecto Laguna. Nos explica el origen de la Universidad:-La República incautó el palacio veraniego del Rey. Este había sido un donativo a Alfonso de Borbón y Hausburgo, a título personal, por parte del Ayuntamiento de Santander. Incluso se erigió por suscripción popular. Pero el primer curso no tuvo lugar aquí. La Universidad Internacional de Verano comenzó bajo el rectorado de Menéndez Pidal, al que siguió Blas Cabrera. Sus actividades tuvieron la efímera vida de la II República española, hasta el año 1936.

-¿Y después de la guerra civil?

-Gracias a la iniciativa de un montañés, se reanudó la actividad universitaria. Era el año 1946. La ya denominada Universidad Menéndez Pelayo tuvo primero una vida precaria, sobre todo en su internacionalismo. Eran los años del aislamiento. No había medios y la actividad se reanudó en el seminario diocesano. Comenzaron los cursos. Empezaron a venir los alumnos con cuentagotas... Y sin embargo, después ha habido veranos con más de dos mil participantes. Se empezó trabajando en las caballerizas. Después, gracias a la gestión de Pérez Bustamante, se adquirieron los locales de Las Llamas, en otra zona de Santander. Se hicieron entonces las tres residencias: Palacio, Caballerizas y Las Llamas.

En aquella época, Yndurain era secretario general. El rectorado de Florentino Pérez Embid abrió en el año 1969 una etapa nueva en la historia de la Universidad. Cuatro medallones, en la entrada del Paraninfo, muestran las cuatro imágenes de las personas que imprimieron su sello a la Universidad: Menéndez Pidal, Blas Cabrera, Pérez Bustamante y Florentino Pérez Embid. Fueron cuatro concepciones del quehacer universitario. La etapa más reciente, la de Pérez Embid, entre los años 1969 y 1973, supuso la dimisión de Yndurain, entonces secretario general, para pasar a ocupar tras su muerte el rectorado. Quizá la vuelta de Yndurain haya supuesto un intento de vuelta a los orígenes, al espíritu de humanismo abierto, científico y popular, que informara el impulso fundacional del ministro Fernando de los Ríos. El rector explica su concepción de lo universitario.

-La Universidad Internacional tiene esta denominación expresando un sustantivo en el que todos estamos de acuerdo: el sentido universal de la ciencia que debe afrontar todos sus campos en las líneas más avanzadas del saber y del investigar. Respecto a su dimensión internacional, la ciencia es un patrimonio común. Lo que sabemos, lo sabemos entre todos. Lo que ignoramos, lo ignoramos también entre todos. Precisamente esa es la función de una universidad como esta: internacionalizar e interdisciplinar los conocimientos. Yo he visto aquí ingenieros que descubrieron a Heisenberg o Schrödinger. Descubrieron otras concepciones de las que constituían su ámbito ordinario de trabajo.

Ciencia humanista

Yndurain tiene dos hijos físicos, uno especializado en funciones hamiltonianas que es, según su padre, un hombre muy creativo. El otro es catedrático de Física Matemática en la Universidad Autónoma de Madrid. Quizá las imágenes de sus hijos estén presentes cuando explica que la ciencia es humanismo:-Las cualidades de los científicos son humanistas porque ponen en juego las facultades más nobles del hombre: imaginación, capacidad de análisis y síntesis, servidumbre absoluta a la verdad, búsqueda implacable, observación continua de los hechos... Porque el gran enemigo es el prejuicio. Muchos políticos, incluso de los que se autollaman científicos, van a demostrar lo que quieren demostrar. Eliminan lo que no les conviene. Por otra parte, haciendo una labor científico-humanística, se está llevando a cabo una gran labor política. Eso nos hace siempre considerar de que el otro pueda tener razón y razones.

-¿Esa es la principal función de esta Universidad de Verano?

-En el verano, interrumpidas las actividades académicas que nos absorven a todos, tenemos oportunidad, tiempo, y aquí también un lugar, muy adecuados para reconsiderar nuestro saber, conociéndolo más a fondo y trastándolo con el de los demás.

Además en esta Universidad, como en todas, hay estados alcanzados por ciertas ciencias que tienen una tradición metodológica y una multiplicidad de escuelas. Pero otras están haciéndose. Por ejemplo, en la revolución de los medios de comunicación... la técnica ha ido por debajo de la teorética. Tenemos unos diarios, un cine.... pero es preciso fundamentar toda esa técnica científicamente. Robert Escarpit, hablando de este tema aquí hace unos días nos contaba que en Francia no saben como hacer la Facultad de Ciencias de la Información. Tenemos quizá una mente clara de como eso puede y debe ser convertido en una ordenación académica, tanto en el aspecto científico y en el técnico, como en el de su aplicación social. José Ortega y Gasset dio aquí en nuestro primer curso del año 1933, unas lecciones sobre la Técnica actual incidiendo precisamente en la trilogía ciencia-técnica-humanismo. Pero es difícil de organizar universitariamente.

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